El mandatario portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, ha dado luz verde este jueves a la nueva ley de inmigración, tras recibir el aval en septiembre por parte de la Asamblea de la República. Esta normativa había sido objeto de revisión después de que el Tribunal Constitucional señalara problemas en su primera formulación.
Rebelo de Sousa ha afirmado que esta reformulación, “aprobada por el 70 por ciento de los diputados”, solventa las “dudas de inconstitucionalidad” que él mismo había planteado y que posteriormente fueron corroboradas por el tribunal.
Con esta aprobación, se establece el “régimen jurídico de la entrada, estancia, salida y expulsión de los extranjeros del territorio nacional” de Portugal, según se detalla en un comunicado oficial de la presidencia.
La propuesta, impulsada por el Gobierno de Luís Montenegro y respaldada también por el partido ultraderechista Chega, altera las condiciones para los permisos de residencia, facilita la llegada de extranjeros cualificados y pone restricciones a la reagrupación familiar de inmigrantes, especialmente para aquellos que no lleven al menos dos años en el país.
Aunque se han introducido más excepciones al requisito de los dos años mínimos, se han mantenido ciertas condiciones enfocadas en la integración, como el conocimiento del idioma portugués y la aceptación de los valores culturales y legales del país.