El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha rechazado enérgicamente las acusaciones que señalan a su gobierno de implementar una campaña de hambre en la Franja de Gaza, tildándolas de mentira descarada tras las continuas quejas de organizaciones humanitarias y naciones internacionales sobre la intensificación de la hambruna en el territorio, la cual ha ocasionado la muerte de más de 130 personas.
No hay ninguna política de hambre en Gaza, y no hay hambre en Gaza. Permitimos que la ayuda humanitaria entre en Gaza durante toda la guerra; de lo contrario, no habría habitantes en Gaza, declaró Netanyahu durante una reunión con la pastora evangélica y responsable de la Oficina de Fe de Estados Unidos, Paula White-Cain.
En su intervención, donde aseguró haber permitido la entrada de ayuda exigida por el derecho internacional, responsabilizó al Movimiento de Resistencia Islámica Hamás de apropiarse de la ayuda humanitaria y acusar a Israel de no proporcionarla, apuntando también a las organizaciones humanitarias y a Naciones Unidas por supuestamente no distribuir alimentos en el enclave palestino debido a los enfrentamientos.
Netanyahu reiteró su determinación de alcanzar sus metas militares. Seguiremos luchando hasta lograr la liberación de nuestros rehenes y la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás. Ya no estarán allí. No habrá más masacres, no habrá más atrocidades, aseveró, defendiendo la libertad y la vida humanas, incompatibles según él con Hamás, Irán y otros aliados iraníes.
Además, el primer ministro expuso una campaña de mentiras promovida por fundamentalistas islámicos que intentarían desvirtuar los hechos, ya que, según afirmó, Israel es el guardián del cristianismo en Oriente Medio y protege a los cristianos como ningún otro país de la región.
Netanyahu justificó así la defensa de su gobierno a los lugares sagrados cristianos, a pesar del reciente ataque del Ejército de Israel a la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, que dejó un sacerdote herido y tres fallecidos.
El líder israelí buscó salvaguardar la imagen de su gobierno frente a las comunidades cristianas, en un día donde su ejército anunció el comienzo de pausas humanitarias de diez horas y rutas seguras permanentes para la entrega de ayuda humanitaria en el enclave palestino, donde hasta 133 gazatíes han fallecido por hambre o desnutrición.
La actual ofensiva israelí, tras los ataques del 7 de octubre de 2023, ha dejado un saldo de al menos 59.821 muertos, según informes del Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás. Entre los fallecidos, al menos 1.132 personas han perdido la vida en las últimas siete semanas de operaciones de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por Estados Unidos e Israel.