El viernes, la Organización de las Naciones Unidas ha imputado a todas las facciones involucradas en los conflictos en las regiones orientales de la República Democrática del Congo (RDC) de cometer «graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario». Estas acciones, según el organismo, pueden ser equivalentes a crímenes de guerra y contra la humanidad, en un contexto de enfrentamientos entre el ejército congoleño y el grupo insurgente Movimiento 23 de Marzo (M23), que cuenta con el apoyo de Ruanda, afectando principalmente a las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur.
En un detallado informe presentado por la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, se ha revelado que investigaciones realizadas desde finales de 2024 han documentado serias infracciones tanto por parte de las fuerzas armadas y sus milicias asociadas como por el M23. Hasta ahora, no ha habido declaraciones de ninguna de las partes respecto a estas acusaciones.
«Los hallazgos de la misión de investigación subrayan la gravedad y la naturaleza generalizada de las violaciones y abusos cometidos por todas las partes en conflicto, incluidos actos que podrían constituir crímenes de guerra y contra la humanidad», indicó el informe, destacando también el fracaso en la protección de los civiles durante las hostilidades, especialmente notable durante la ocupación de la capital de Kivu Norte, Goma, por el M23 a finales de enero.
El documento también señaló que el M23, con el «apoyo, material, información de Inteligencia y apoyo operativa de las Fuerzas de Defensa de Ruanda (RDF)», no solo tomó Goma sino también la capital de Kivu Sur, Bukavu. Posteriormente, lanzó una campaña de intimidación y represión violenta.
Se reportaron múltiples casos de violencia sexual, predominantemente violaciones en grupo y otras formas de violencia sexual, incluida la esclavitud sexual, afectando desproporcionadamente a mujeres y niñas, aunque también a hombres y miembros de la comunidad LGBTI+. «Las violaciones fueron repetidas durante periodos prolongados, a menudo junto a actos adicionales de tortura física o psicológica y otros malos tratos, con la intención manifiesta de degradar, castigar y romper la dignidad de las víctimas», añade el informe, que también menciona el reclutamiento forzoso de cientos de niños por parte del M23.
El informe destacó además violaciones diarias en todos los territorios controlados por el M23, con «patrones identificables y recurrentes que apuntan a un alto grado de organización, planificación y movilización de recursos», sugiriendo un patrón sistemático de abusos contra la población civil.














