El miércoles, el Parlamento de Israel aprobó en una primera lectura el proyecto de ley para la anexión de Cisjordania, una decisión que se adoptó por un margen muy ajustado y que no contó con el respaldo del partido del primer ministro, Benjamin Netanyahu, Likud.
Tras esta votación preliminar, el proyecto será revisado por las comisiones de Exteriores y Defensa, antes de volver al pleno para las votaciones definitivas que determinarán si se convierte en ley.
La mayoría de los miembros de Likud votaron en contra, excepto Yuli Edelstein, quien se desmarcó de la línea de su partido, inclinando la balanza a favor de la propuesta. Esta votación coincide con la visita a Israel del vicepresidente estadounidense, JD Vance.
Este movimiento ha generado expectativas de críticas por parte del gobierno de Donald Trump, que ha expresado su oposición a la anexión y ha subrayado la necesidad de afianzar el plan de paz para Gaza propuesto por Estados Unidos.
Por su parte, Yoav Kish, ministro de Educación de Israel, se ha mostrado a favor de aumentar la soberanía nacional aunque ha criticado el método propuesto por la oposición: “No lo haremos mediante las leyes propuestas por la oposición. El Gobierno es el mejor que hemos tenido, construimos soberanía día a día, no solo con palabras sino con hechos”, se puede leer en un comunicado del Parlamento.
“Lideraremos el proceso soberano junto a nuestros aliados estadounidenses”, afirmó Kish, promoviendo la aplicación de las leyes de soberanía a los asentamientos en Cisjordania para consolidar estas áreas como parte integral del Estado de Israel.














