El ejecutivo portugués ha admitido la presencia de “lagunas” en el control de los funiculares, como el que sufrió un grave accidente a comienzos de septiembre en Lisboa, resultando en 16 fallecidos y numerosos heridos. Se ha anunciado que se está desarrollando nueva legislación que se espera esté finalizada en “algunas semanas”.
El ministro de Infraestructuras, Miguel Pinto, ha indicado que el gobierno ya había detectado estas “lagunas” tras la “tragedia” en el funicular de Gloria. Según Pinto, este problema surgió de una directiva europea que, aunque correctamente transpuesta, generó un vacío que persistió durante mucho tiempo.
Pinto ha expresado su pesar por que haya tenido que ocurrir una “tragedia” para que se tomara conciencia de la situación, pero ha defendido la respuesta del Gobierno, que actuó “inmediatamente”, sin aguardar al informe de la Oficina de Prevención e Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios (GPIAAF), publicado recientemente.
El informe revela que el cable utilizado no cumplía con las especificaciones de Carris, la empresa que maneja el funicular, ni estaba “certificado para su uso en instalaciones de transporte de pasajeros”. Además, no era apropiado para ser usado en eslabones giratorios en sus extremos, como los que tiene el sistema del funicular de Gloria.
A pesar de esto, se señala que en ocasiones anteriores se utilizaron cables similares sin problemas, por lo que no se puede asegurar que el tipo de cable haya sido un factor determinante en el accidente, aunque “intervinieron otros factores”.
El incidente ocurrió el 3 de septiembre a las 18:00 horas (hora local), cuando el cable que conectaba las cabinas se rompió, provocando el descarrilamiento del funicular y la trágica muerte de 16 personas de ocho diferentes países, además de dejar a una veintena de personas heridas.