En un reciente desarrollo en Yemen, los insurgentes hutíes, que mantienen el control sobre extensas partes del país, evacuaron la sede de las Naciones Unidas en Saná, la capital, y pusieron en libertad a varios empleados que habían sido detenidos el pasado fin de semana. Este acto marca un nuevo episodio que incrementa las fricciones entre el grupo rebelde y el organismo internacional.
Este martes, la ONU confirmó que cinco trabajadores yemeníes arrestados el sábado dentro de las instalaciones ya “han sido liberados”. Adicionalmente, otros 15 empleados internacionales ahora tienen la capacidad de “moverse libremente” dentro del complejo y de establecer comunicación con sus seres queridos.
Ante estos eventos, la ONU había alertado sobre lo que describió como “secuestro”, una situación que ha sido fuertemente criticada por naciones como Francia. El Ministerio de Exteriores francés ha expuesto su reprobación, calificando estos actos como “una nueva escalada intolerable contra trabajadores humanitarios en Yemen” y ha criticado el “cinismo” de los hutíes por su conducta hacia personal que realiza “una acción indispensable en favor de la población civil”.
Desde hace más de una década, Yemen se encuentra inmerso en un caos continuo, periodo durante el cual los hutíes, aliados con Irán, han fortalecido su influencia y extendido su ámbito de amenaza. En los dos últimos años, han intensificado sus ataques contra Israel como represalia por la intervención militar en la Franja de Gaza.