El Gobierno británico ha comunicado recientemente que los migrantes a quienes se les otorgue asilo “ya no tendrán automáticamente derecho a la residencia y a la reagrupación familiar”, en un intento de minimizar el atractivo que supuestamente genera la llegada masiva de pequeñas embarcaciones a sus costas. “No habrá un acceso fácil a la residencia en Reino Unido; hay que ganársela”, declaró el primer ministro, Keir Starmer, subrayando que la residencia deberá ser merecida más que comprada a través de traficantes.
Esta reforma será implementada por la nueva ministra de Interior, Shabana Mahmood, hacia finales de otoño. Busca disminuir los incentivos para que los solicitantes de asilo opten por rutas ilegales, según el comunicado del ejecutivo. Además, se introducirá un proceso más exigente para la residencia permanente, que incluirá la obligación de trabajar y contribuir a la sociedad durante un período más largo que los actuales cinco años.
En el marco de la cumbre de la Comunidad Política Europea en Copenhague, Starmer buscará promover medidas contra la migración irregular y se anticipan acuerdos sobre esta temática con Dinamarca, Alemania e Italia.