El Gobierno del Reino Unido ha hecho públicos este miércoles tres testimonios de Matthew Collins, el asesor adjunto de Inteligencia Nacional, en relación con un caso desestimado en el que se acusaba a dos ciudadanos británicos de espiar para China. Esta acción se produce tras las interrogantes planteadas por el primer ministro, Keir Starmer, en la Cámara de los Comunes.
Tras las acusaciones del Partido Conservador sobre la falta de transparencia del Gobierno en este asunto, alegando que se había impedido a Collins compartir sus testimonios para favorecer las relaciones con Pekín, una idea que Starmer catalogó de «completamente difamatoria», el Ejecutivo decidió publicar las declaraciones.
La decisión de desestimar los cargos contra el exinvestigador parlamentario Christopher Cash y el profesor Christopher Berry se tomó tras no demostrarse, según la Justicia, que Pekín constituía una «amenaza para la seguridad nacional del Reino Unido» durante «muchos meses», un criterio necesario para que la Fiscalía prosiguiera con el proceso.
En una reunión con los presidentes de cinco comisiones parlamentarias, el Ministerio Público indicó que las pruebas presentadas por el asesor de Inteligencia se quedaron «un 5 por ciento por debajo del umbral necesario», según reportó ‘The Guardian’.
En su declaración más reciente, Collins describió a los servicios de inteligencia chinos como «altamente capaces» y mencionó que realizan «operaciones de espionaje a gran escala contra Reino Unido para favorecer los intereses del Estado chino y perjudicar los intereses y la seguridad del Reino Unido».
«Las operaciones de espionaje de China amenazan la prosperidad económica y la resiliencia de Reino Unido, así como la integridad de nuestras instituciones democráticas», afirmó Collins, añadiendo que hackers vinculados al Estado chino habían comprometido a la Comisión Electoral del Reino Unido y realizado «actividades de reconocimiento en línea» contra correos electrónicos de algunos parlamentarios en 2021.
En febrero de 2025, en su segundo testimonio, Collins calificó a China como la «mayor amenaza estatal para la seguridad económica de Reino Unido», aunque también reconoció el compromiso del Gobierno británico en mantener una relación económica positiva con China.
Los conservadores, por su parte, criticaron que la divulgación fue «limitada» y no satisfacía completamente las demandas hechas a Starmer, pero reconocieron que las declaraciones de Collins evidencian «la magnitud de la amenaza que representa China para Reino Unido», lo que hace más grave que el primer ministro conociera el posible fracaso del juicio y no actuara para prevenirlo. Starmer, confrontado por Kemi Badenoch de la oposición, atribuyó el fracaso a la gestión del anterior Gobierno conservador, que no había designado a China como una amenaza significativa para Londres.