Las autoridades dirigidas por los talibán en Afganistán, tras asumir el control en agosto de 2021, han rechazado las acusaciones de un bloqueo deliberado de internet y atribuyen la interrupción nacional, que dura ya tres días, a la deficiente infraestructura y a las labores para «reemplazarla», según las quejas sobre una posible censura masiva por el grupo fundamentalista.
De acuerdo con lo reportado por Islamic Emirate Urdu, un medio asociado a las autoridades afganas, el portavoz de los talibán, Zabihulá Muyahid, comentó que «la antigua fibra óptica se ha deteriorado en todo Afganistán y está siendo reemplazada». «No hay verdad en los rumores que circulan sobre una prohibición de Internet», afirmó, sin que exista un comunicado oficial del Gobierno sobre esta situación.
El corte en los servicios de internet y telecomunicaciones, que comenzó el lunes pasado después de varios días de restricciones en distintas áreas del país, fue inicialmente justificado por las autoridades como una respuesta a comportamientos «inmorales».
La organización NetBlocks ha criticado que los talibán «han aislado a los residentes de Afganistán del resto del mundo» y ha señalado que «estas medidas representan un regreso a los valores conservadores que los talibán promovieron hace veinticinco años, restringiendo las libertades fundamentales».
Varios medios locales han indicado que estas interrupciones han perjudicado a los servicios bancarios y hasta a los aeropuertos, con la cancelación de vuelos en la capital, Kabul, y otras ciudades del país asiático central.
La oficina de la ONU para los Derechos Humanos exigió el martes la «reconexión inmediata» de todos los sistemas de comunicación e internet suspendidos en Afganistán, criticando abiertamente una acción que impacta especialmente a mujeres y niñas, quienes «ya están excluidas de la vida pública».
La semana pasada, los talibán justificaron los cortes de servicio por el supuesto «mal uso» de internet y para evitar la diseminación de «actos inmorales», una decisión que atribuyeron al líder del grupo, el mulá Hebatulá Ajundzada, en un intento de imponer una visión estricta de la ‘sharia’ o ley islámica, que ha afectado principalmente a mujeres y minorías desde su retorno al poder.