La Confederación General de los Trabajadores Portugueses (CGTP), principal central sindical del país, calcula que algo más de tres millones de empleados han participado en la huelga general de este jueves, la primera convocada en Portugal en los últimos doce años, en rechazo a la reforma del estatuto de los trabajadores impulsada por el Ejecutivo conservador.
Desde la CGTP subrayan que la convocatoria ha tenido un alcance masivo en todo el territorio. La protesta, que ha paralizado amplios sectores de la economía, se dirige contra los cambios que el Gobierno del primer ministro, Luís Montenegro, quiere introducir en el mercado laboral.
La huelga de este jueves “es una de las más grandes de siempre, cuando no, la mayor”, ha enfatizado en una rueda de prensa el secretario de la organización Tiago Oliveira, después de que el Gobierno conservador del primer ministro, Luís Montenegro, minimizara el alcance de la movilización.
Oliveira ha destacado desde el aeropuerto de Lisboa que esta jornada es una “señal inequívoca de la exigencia de mejores salarios y más derechos”, así como un “éxito” y “una verdadera respuesta de los trabajadores a la agresión del Gobierno hacia el sector de los trabajadores”, según informa RTP.
El dirigente sindical ha cifrado en torno al 90 por ciento la participación en varios aeropuertos, un dato que ha calificado de “histórico”, en línea con lo que, sostiene, se ha observado también en numerosas empresas privadas. “Basta mirar para Lisboa, es una ciudad por completo desierta”, ha dicho.
En términos similares se ha pronunciado el responsable de la Unión General de Trabajadores (UGT), Mario Mourao, quien ha señalado que el seguimiento de la huelga “ha estado por encima de las expectativas”. Ambas organizaciones han mostrado una posición común frente a la reforma laboral.
Esta es la primera huelga general desde 2013, cuando CGTP y UGT convocaron un paro conjunto en pleno rescate financiero de Portugal por parte de la troika europea, en un contexto de severos recortes y fuerte contestación social a las políticas de austeridad.
El Gobierno, sin embargo, ha restado importancia al impacto del paro. Ha llegado a calificar de “insignificante” la movilización y ha insistido en que “la inmensa mayoría del país ha salido a trabajar”. El ministro de la Presidencia, Antonio Leitao Amaro, ha enmarcado la protesta en una “huelga de funcionarios”, tratando de acotar su alcance al sector público.
El Ejecutivo portugués defiende que los cambios planteados buscan dar mayor flexibilidad al mercado de trabajo y facilitar la adaptación de las empresas. “La huelga es política. La huelga motiva a quienes jamás llegaron a un acuerdo y no quieren un acuerdo”, protestó esta semana Montenegro en la Asamblea Nacional.
Desde la oposición se alerta de que estas reformas pueden empujar a los jóvenes a condiciones laborales más inestables y favorecer el crecimiento de la economía sumergida. Entre las medidas más polémicas figuran la reducción del periodo de baja por duelo en caso de aborto espontáneo y nuevas restricciones para las mujeres lactantes que pidan adaptar su jornada laboral.










