El Gobierno de Estados Unidos ha lanzado este jueves una seria advertencia a Sudán del Sur: Washington está dispuesto a recortar su apoyo financiero al país si las autoridades sursudanesas no eliminan lo que califica como “tasas exorbitantes” aplicadas a los envíos de ayuda humanitaria y las “obstrucciones a las operaciones de las tropas de pacificación de Naciones Unidas”.
La oficina de Asuntos Africanos del Departamento de Estado ha denunciado que “el Gobierno de transición de Sudán del Sur continúa imponiendo costos ilícitos a quienes intentan ayudar a su pueblo, más recientemente imponiendo tarifas exorbitantes a los envíos humanitarios y obstruyendo las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU”. Según Washington, estas medidas suponen un grave obstáculo para la labor de las organizaciones humanitarias y para el despliegue de las misiones de paz de la ONU en el terreno.
En el mismo comunicado, el Departamento de Estado sostiene que “estas acciones constituyen violaciones flagrantes de las obligaciones internacionales de Sudán del Sur”, por lo que exige a Yuba que “detenga estas acciones de inmediato”. A renglón seguido, advierte de que, “si no lo hace, Estados Unidos iniciará una revisión exhaustiva de nuestra asistencia exterior a Sudán del Sur con la probabilidad de realizar reducciones significativas”.
Washington reprocha además a las élites políticas sursudanesas que “los líderes de Sudán del Sur niegan tener cualquier responsabilidad por la crisis humanitaria en su país y al mismo tiempo piden una financiación cada vez mayor de los donantes”, una actitud que tacha de incoherente. Para la oficina de Asuntos Africanos, “esta es una narrativa falsa”, ya que “la crisis humanitaria en Sudán del Sur está impulsada por la mala gobernanza, la falta de gasto de los ingresos públicos en beneficio del pueblo, la inseguridad creada por los líderes de Sudán del Sur y la depredadora búsqueda de rentas dirigida contra la ayuda humanitaria”.
Estados Unidos recalca en su mensaje que “el apoyo de Estados Unidos al pueblo de Sudán del Sur es bien conocido” y recuerda que, desde la independencia del país en 2011, ha aportado “más de 9.500 millones de dólares (alrededor de 8.100 millones de euros) en asistencia exterior”. Ese volumen de fondos sitúa a Washington como uno de los principales donantes internacionales para el joven Estado africano.
En paralelo, el comunicado subraya que “durante el mismo período, el Gobierno de transición ha recibido unos 25.000 millones de dólares (cerca de 21.315 millones de euros) en ingresos petroleros, que en repetidas ocasiones no ha utilizado para abordar las crecientes necesidades públicas” y concluye que “el Gobierno de transición debería empezar a ser un socio de quienes intentan ayudar a su pueblo en lugar de obstruir su trabajo”. La crítica se centra en el uso de los recursos energéticos, que, según Washington, no se ha traducido en mejoras tangibles para la población.
En esta misma línea, la Administración estadounidense sostiene que “el pueblo de Sudán del Sur debería ver que los ingresos públicos se utilizan de manera adecuada, incluso para el pago de salarios del sector público, la financiación de servicios de salud y educación y el apoyo a las personas necesitadas”. De este modo, reclama una gestión más transparente y orientada al bienestar social de los fondos estatales.
El texto recuerda que “la asociación de Estados Unidos con el pueblo de Sudán del Sur es décadas anterior a la independencia del país. Valoramos esa historia, pero no podemos dejar sin respuesta los abusos del Gobierno de transición”, insiste Washington, que argumenta que “hacerlo crearía el riesgo moral de alentar aún más al Gobierno de transición a persistir en el enfoque que ha empeorado exponencialmente las necesidades humanitarias de Sudán del Sur”. La Casa Blanca defiende así que una reacción firme es necesaria para no legitimar las actuales políticas del Ejecutivo de Yuba.
Por este motivo, la Administración norteamericana recuerda que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, “ha dicho que nadie se aprovechará de Estados Unidos”. En la misma línea, denuncia que “durante demasiado tiempo el Gobierno de transición (sursudanés) lo ha hecho, explotando el dinero de nuestros contribuyentes, aprovechándose de Estados Unidos, otros donantes y su propio pueblo. Este comportamiento debe detenerse inmediatamente”. El mensaje busca dejar claro que la paciencia de Washington se está agotando ante lo que considera un abuso continuado de la ayuda internacional.
Hasta el momento, las autoridades de Sudán del Sur no han ofrecido una respuesta pública a estas acusaciones formuladas por Estados Unidos. La advertencia llega en un contexto de creciente presión internacional por la falta de avances en la implementación íntegra del acuerdo de paz de 2018, un pacto que ha sufrido repetidos retrasos. Mientras tanto, el país sigue sumido en una grave emergencia humanitaria y en una crisis política cada vez más profunda, alimentada por las tensiones internas en el seno de la dirigencia sursudanesa.











