Antonio Tejero, quien fuera teniente coronel de la Guardia Civil y protagonista del golpe de Estado en 1981, ha sido dado de alta este viernes, permitiéndole proseguir con su “recuperación” en su “entorno familiar”, tal como ha comunicado el bufete A. Cañizares Abogados, representante de la familia Tejero.
“Tras el desmentido inicial, nos complace informar de que Antonio Tejero Molina se encuentra en situación de estabilidad clínica y ha recibido el alta hospitalaria, continuando su recuperación en el entorno familiar”, señaló el despacho en un comunicado.
Según fuentes consultadas por Europa Press el jueves, Tejero estaba hospitalizado en un centro de Valencia, “rodeado de toda su familia”, presentando “un poco de fiebre” y manteniéndose “consciente y sereno”. Recibió el alta médica este viernes.
FUE CONDENADO POR EL GOLPE DE ESTADO
Tejero, nacido el 30 de abril de 1932 en Alhaurín el Grande (Málaga), ocupaba el cargo de teniente coronel de la Guardia Civil en 1981, institución a la que se unió en 1951 y de la que fue expulsado tras liderar el golpe de Estado del 23-F.
Fue sentenciado a 30 años de prisión por rebelión militar, aunque solo cumplió la mitad de su condena, siendo liberado en 1996.
Además de ser la cara visible del intento de golpe, es recordado por su exclamación “¡Quieto todo el mundo!”, con la que interrumpió la votación de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo en el Congreso de los Diputados. Los 350 diputados fueron retenidos durante más de 17 horas en la Cámara Baja.
“¡Al suelo!”, exclamó Tejero al irrumpir en el Hemiciclo a las 18.23 horas junto a más de 250 guardias civiles armados, ordenando a los presentes que se tirasen al suelo desde la tribuna del Congreso, donde disparó varias veces al techo. Todos los diputados obedecieron excepto tres: Adolfo Suárez, su vicepresidente, Manuel Gutiérrez Mellado, y el líder del Partido Comunista (PCE), Santiago Carrillo.
El golpe comenzó a fracasar después de un mensaje televisado del Rey Juan Carlos I, vestido con el uniforme de capitán general de las Fuerzas Armadas, apoyando la Constitución y la democracia. Sin respaldo militar ni político, Tejero se vio obligado a rendirse. A las 12.00 horas del 24 de febrero, los guardias civiles se retiraron del Congreso y los diputados fueron liberados.














