La posibilidad de desplegar fuerzas españolas en Gaza para asegurar el cese al fuego, en caso de un consenso internacional, presentada por el presidente Pedro Sánchez, ha generado opiniones divididas entre sus aliados políticos. Mientras Sumar muestra su conformidad con reservas, solicitando una Conferencia de Paz, el BNG y la mayoría de Compromís se oponen firmemente, y Podemos prefiere que la intervención sea llevada a cabo por otras naciones.
En una comparecencia en el Congreso, Verónica Martínez Barbero, portavoz de Sumar, no ha mencionado explícitamente el despliegue de tropas y ha subrayado que la paz duradera solo se logrará asegurando que Israel no retome las hostilidades en Gaza. Propone aumentar las sanciones contra Israel para terminar con lo que llama su ‘economía del genocidio’ y evitar que Gaza se convierta en una ‘colonia’ israelí.
Por su parte, Alberto Ibáñez, diputado de Compromís vinculado a Sumar, apoya la propuesta de Sánchez y defiende el envío de tropas bajo la égida de la ONU para ‘garantizar la paz y la entrada de ayuda humanitaria’. Aina Vidal, coportavoz de los Comunes y adjunta de Sumar, ha expresado incertidumbre sobre si esta es la medida adecuada en estos momentos para Gaza, pero subraya la importancia de una ‘vigilancia permanente’ por parte de la comunidad internacional.
En contraste, Néstor Rego, diputado del BNG, rechaza la intervención militar y argumenta que deben ser los propios palestinos quienes decidan su futuro, siempre bajo el marco de la ONU. Agueda Micó, diputada de Compromís en el Grupo Mixto, coincide en que la asistencia debe coordinarse internacionalmente y sin recurrir a la intervención militar.
En Podemos, el escepticismo prevalece ante una misión liderada por Occidente, criticando la influencia de Trump en las políticas internacionales. Gabriel Rufián de ERC describe el plan de paz como un ‘oxímoron’, dudando de su eficacia y criticando la falta de un acuerdo real entre Israel y Hamás.