El próximo lunes se celebra el centenario del desembarco de Alhucemas, suceso ocurrido en lo que hoy es Marruecos, y que precedió a la ‘Operación Overlord’ ejecutada por los aliados en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.
Este hecho histórico de 1925 representó la primera significativa victoria de España tras años de reveses, comenzando por la guerra de 1898 hasta el ‘desastre de Annual’ de 1921, provocado por Abd el-Krim, que resultó en numerosas bajas y prisioneros españoles y la pérdida de territorios en el Rif, norte de Marruecos.
Realizado el 8 de septiembre de 1925, el desembarco de Alhucemas se destacó como el primer desembarco aeronaval en la historia moderna, estableciendo un precedente al ser un exitoso desembarco anfibio moderno donde se coordinaron fuerzas terrestres, marítimas y aéreas de España y Francia bajo un comando unificado contra una playa fortificada en manos del enemigo rifeño.
Este evento transformó el curso de la guerra del Rif, dando inicio a tres décadas de estabilidad en el Protectorado. Su influencia fue tal que se convirtió en un referente para los estrategas aliados que planearon la ‘Operación Overlord’ en 1944, marcando el comienzo del fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del nacionalsocialismo.
¿POR QUÉ NO SE CELEBRA?
Según Juan José Primo Jurado, reciente autor del libro ‘El desembarco de Alhucemas’, es lamentable la falta de conmemoraciones para este centenario. «Se podrán encontrar en las librerías más de 30 títulos sobre el desastre de Annual, pero sobrarán dedos de una mano para contar los que se hallen sobre el desembarco de Alhucemas», comenta.
Primo Jurado, actual director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, critica que el Gobierno, que celebró en 2021 la derrota en Annual, no desee conmemorar el centenario de Alhucemas para evitar tensiones con Marruecos, dada la participación de tropas jalifianas en la operación.
El libro, que también explora las figuras clave de ambos bandos y propone una reflexión sobre la memoria histórica, se presenta como un tributo a los soldados que demostraron la capacidad de renovación del Ejército español al ejecutar «una operación sin precedentes» y como un llamado a reconocer los logros además de los fracasos.













