Insultos, gritos de dimisión y llamadas al orden en la última sesión de control del curso en el Congreso

La última sesión de control al Gobierno del curso político en el Pleno del Congreso ha sido una de las más ruidosas del periodo de sesiones, con cruce de insultos en el hemiciclo, gritos de «dimisión» y de «cómplices», y numerosas llamadas al orden desde la Presidencia, llegándose en algún caso al filo de la expulsión.

Desde el PP se ha gritado «dimisión, dimisión» a los ministros del ala socialista, y se ha coreado «cómplices» a los de Sumar, como la vicepresidenta Yolanda Díaz, y la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego.

La presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, ha desvelado incluso que alguien del PP había insultado a la líder de Sumar, por lo que procedió a llamar al orden a la ‘popular’ Alma Alfonso Silvestre. Se trataba del segundo apercibimiento que recibía la diputada por Valencia en esta sesión plenaria y una tercera, podría conllevaría la expulsión.

«No se haga tanto la ofendididita, señora Díaz –ha soltado el portavoz del PP, Miguel Tellado, remarcando que la dirigente de Sumar, «le guste o no» es «cómplice y encubridora de la corrupción del PSOE».

Otro diputado del PP, Rafael Hernando, ha recibido dos llamadas de atención desde la Presidencia por imprecar tanto al ministro Félix Bolaños como, minutos después, al titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska. «Mira lo que está haciendo (Enrique) Santiago (Sumar). Y no le dice nada», se oía a un miembro del PP en la Mesa del Congreso avisando a Francina Armengol.

ABSOLUTA FALTA DE RESPETO A LA CIUDADANÍA

Han sido constantes las apelaciones de la presidenta del Congreso pidiendo calma con evidentes signos de hartazgo y censurando el «espectáculo». «No sé si son conscientes, todos, de la imagen que están trasladando –ha dicho a sus señorías–. La falta de respeto a los ciudadanos es absoluta».

Durante la pregunta a la ministra Rego, Armengol ha pedido a la bancada ‘popular’ que dejara de «patalear», mientras coreaban «cómplice» y después cuando presidía mientras el PP interpelaba a la vicepresidenta María Jesús Montero, el también socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis les ha instado a no «usar las extremidades en el templo de la palabra». «Los pupitres no tienen culpa de nada», ha apostillado.

«La educación pública en la que hemos sido educados la mayoría de los diputados del Grupo Socialista es más de la que tienen los diputados del PP», ha dicho también desde la tribuna la propia Montero, a la que han vuelto a dedicar gritos de «dimisión, dimisión».

SEÑOR TELLADO, «DÉ EJEMPLO»

Minutos después han llegado dos nuevas llamadas al orden, esta vez al ‘popular’ Francisco de Rosa Torner, con el consiguiente aviso de expulsión si había una tercera. Y se ha sumado a la lista de apercibidos el propio Tellado. «Le llamo al orden por primera vez, conténgase; es el portavoz de todo tu grupo, dé ejemplo», le ha rogado Gómez de Celis, mientras mandaba callar a José Ignacio Romaní, convencido de que su portavoz no necesitaba «abogado defensor».

Desde el pasillo, tanto Rego como el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, han censurado el comportamiento de los ‘populares’, que se sientan justo detrás de los escaños que ambos ocupan en el ‘banco azul’.

ESTO ES UN «CENAGAL»

«Estamos acostumbrados a ver que el Congreso se está convirtiendo en un cenagal y a mí me parece lamentable», ha dicho Rego, que ha señalado directamente a Tellado para pedirle «un poco más de templanza». «No se puede increpar y gritar permanentemente al Gobierno, es imposible elaborar una respuesta ni tener un rato para intercambiar opiniones», se ha quejado.

Por eso ha incidido en que «el PP tiene que bajar un poco», sobre todo porque, a su juicio, «no tiene ninguna legitimidad para dar lecciones de nada». «Sobre todo teniendo en cuenta que en el Gobierno estamos distintas fuerzas políticas y algunas venimos de una trayectoria absolutamente intachable», ha enfatizado mostrando su enfado por que se les tache de «cómplices» de la corrupción del PSOE.

De «espectáculo bochornoso» ha tachado lo sucedido Bustinduy. «Se puede ser todo lo duro que uno quiera en política guardando la buena educación y las formas, que es lo mínimo que merece una institución como esta y la ciudadanía». «Es indigno, bochornoso y la democracia española no se lo merece», ha zanjado.