El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, ha expresado su rechazo ante el hecho de que Mikel Albisu, conocido como ‘Mikel Antza’ y anterior jefe político de ETA, sea el presentador de un espacio literario titulado ‘Irakurrieran’ en Bizkaia Irratia, radio que produce el programa junto con la asociación Euskal Idazleen Elkartea.
Este programa, que promueve la literatura vasca, forma parte de las iniciativas financiadas por la Diputación de Vizcaya en 2025, con una asignación de 53.000 euros, que se distribuye también con otro programa radial, según el documento de mayo de 2025 en la Base de Datos Nacional de Subvenciones.
Covite ha descrito como ‘indecente e inmoral’ que una entidad pública apoye una actividad cultural ‘liderada por quien orquestó la estrategia de la socialización del sufrimiento’, una táctica extremadamente dañina implementada por ETA, que dejó secuelas profundas en la sociedad vasca y navarra.
Además, Covite ha enfatizado que ‘Mikel Antza’ ‘no ha realizado ninguna revisión crítica ni pública de su pasado criminal dentro de la organización terrorista’, criticando que se le proyecte como un intelectual comprometido con la cultura sin haber expresado remordimiento por su liderazgo en una organización terrorista ni empatía hacia las víctimas.
También se ha señalado que ‘Mikel Antza’ desempeña un rol en el club de lectura municipal de Elorrio durante el curso 2025-2026.
DINERO PÚBLICO
‘Resulta inaceptable que una persona con tal historial terrorista participe activamente en la programación cultural de instituciones públicas vascas y que esta actividad sea financiada con fondos públicos’, ha declarado Consuelo Ordóñez, presidenta del colectivo.
Por estas razones, Covite ha solicitado a la Diputación de Bizkaia y a las organizaciones involucradas -Bizkaia Irratia y la Euskal Idazleen Elkartea- que ‘retiren inmediatamente el programa y las ayudas públicas otorgadas para su realización’.
Finalmente, ha advertido que ‘permitir que un líder de ETA se muestre ante la sociedad como un referente intelectual sin una condena explícita de su pasado criminal constituye una grave anomalía ética y un desprecio hacia las víctimas del terrorismo’.