En un significativo viaje a Navarra, la Princesa Leonor ha pisado por primera vez la tierra que conmemora su título de princesa de Viana, un reconocimiento instaurado por Carlos III el Noble hace más de seis centurias. Este título, que comparte con otras dignidades como las de Asturias y Girona, fue originado para su descendiente, Carlos de Trastámara, para igualar el estatus del reino navarro con otras coronas que habían establecido títulos similares.
El acto fundacional no solo elevó a su nieto como Príncipe de Viana, sino que también definió un patrimonio específico consistente en varios lugares, castillos y villas, liderados por Viana, que desde entonces se conocería como el ‘Principado de Viana’. Sin embargo, tras la conquista del reino navarro por Fernando el Católico a principios del siglo XVI, y su proclamación como rey de Aragón y Navarra, el título quedó en desuso.
La localidad de Viana, siendo el núcleo del Principado, realizó a lo largo de los siglos reclamaciones esporádicas sobre la vigencia del título y la necesidad de que el heredero al trono español también lo ostentase. En 1923, con motivo del quinto centenario de la creación del principado, la Diputación Foral y Provincial de Navarra instó a Alfonso XIII a reinstaurar el uso del título, argumentando que «el heredero del Rey de España debe ostentar no sólo el principado castellano de Asturias, sino también el principado navarro de Viana».
Esta solicitud fue finalmente reconocida en la Constitución Española de 1978, que en su artículo 57.2 otorga al príncipe heredero todos los títulos vinculados, incluyendo el de Príncipe de Asturias. En su recorrido por Viana, acompañada de los Reyes Felipe y Letizia, la Princesa Leonor visitó la Iglesia de San Pedro y una exposición que celebra los 600 años del título, proporcionando una perspectiva detallada sobre el legado histórico de Navarra y el Príncipe de Viana.