El Grupo de Trabajo SEMES-Socorrismo de SEMES ha lanzado un aviso sobre los ahogamientos describiéndolos como un proceso rápido, silencioso y difícil de detectar, que contradice la percepción común del fenómeno, responsable de la muerte de entre 400 y 600 personas cada año.
En un artículo en la ‘Revista Española de Urgencias y Emergencias’, el grupo busca alertar tanto a la población como a las autoridades sobre los mitos que rodean a los ahogamientos y ha pedido la adopción de medidas preventivas.
Roberto Barcala, coordinador del grupo, explicó: Seguimos esperando que alguien grite socorro cuando se ahoga. Pero es un proceso rápido, silencioso y difícil de detectar, que en la mayoría de los casos transcurre en menos de dos minutos. Lo mismo que tardas en contestar una llamada, cepillarte los dientes o ver un par de ‘post’ en redes sociales.
Factores de Riesgo y Medidas Preventivas
Los factores de riesgo principales incluyen la supervisión insuficiente de los niños, especialmente entre las 15.00 y las 18.00 horas, y comportamientos peligrosos como el uso de móviles durante la vigilancia, bañarse con bandera roja, consumo de alcohol, saltos desde alturas, y alquilar embarcaciones sin la formación adecuada. También destacan una falsa sensación de seguridad por el uso de flotadores o manguitos y la creencia errónea de que todos saben nadar.
Para prevenir estos incidentes, que resultan en la asistencia a entre 1.200 y 3.000 personas anualmente, se recomienda supervisión directa de niños menores de seis años, uso de barreras físicas en piscinas, enseñanza de natación desde temprana edad y formación en seguridad acuática desde la escuela. Además, se sugiere establecer protocolos de rescate seguros y enseñar maniobras de RCP de forma universal.
Ignorar estas recomendaciones, según Barcala, puede llevar a retrasos críticos en el rescate y la activación de servicios de emergencia, especialmente en verano, cuando ocurre el 75 por ciento de los ahogamientos.
Barcala también resaltó la importancia del rol de la enfermería en urgencias y emergencias: También somos claves en formación, prevención y educación sanitaria. Nuestra preparación específica permite reducir tiempos de respuesta, mejorar la atención inicial y, en muchos casos, marcar la diferencia entre la vida y la muerte.















