Recientes investigaciones del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y el Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, han destacado la importancia de los miRNAs, pequeñas moléculas que intervienen en la regulación genética, en el desarrollo de la cirrosis hepática. Estos estudios sugieren nuevas vías para abordar esta grave enfermedad.
LA INFLUENCIA DE LOS MIARNs EN LA CIRROSIS
La cirrosis es una de las principales causas de muerte por enfermedades hepáticas a nivel mundial, y su tratamiento sigue representando un gran desafío. Los recientes estudios contribuyen a comprender mejor los procesos moleculares que facilitan su avance, proponiendo el uso terapéutico de los microARNs para su tratamiento.
Los estudios, encabezados por el grupo de Biología Vascular Hepática de IDIBAPS y dirigidos por Jordi Gracia-Sancho, revelan que las vesículas extracelulares cargadas de miARNs, procedentes de hepatocitos afectados por la cirrosis, juegan un papel crucial en la disfunción de las células endoteliales sinusoidales hepáticas (LSECs). En particular, el estudio publicado en ‘Hepatology’ identificó 37 miARNs alterados en estas vesículas, con el miR-153-3p mostrando un impacto significativo en la regulación de genes implicados en la inflamación y la piroptosis.
La inhibición de la Caspasa-1 mediante el fármaco VX-765 mostró ser efectiva en reducir estos procesos patológicos, lo que sugiere una nueva estrategia terapéutica para la cirrosis. “Nuestros resultados demuestran que las vesículas extracelulares derivadas de hepatocitos cirróticos, enriquecidas en miR-153-3p, tienen un efecto nocivo sobre el endotelio hepático. La inhibición de la Caspasa-1 se presenta como una estrategia terapéutica prometedora para combatir la disfunción endotelial en la enfermedad hepática crónica”, afirma Gracia-Sancho.
UNA NUEVA DIANA TERAPÉUTICA: EL MIR-27B-3P
El segundo estudio, publicado en ‘Hepatology Communications’, se centra en el miR-27b-3p, otro miARN con potencial terapéutico. Se observó que la pérdida de este miARN contribuye a la desdiferenciación de las LSECs, un proceso que puede exacerbar la disfunción microvascular hepática en la cirrosis. La reintroducción de miR-27b-3p mediante técnicas de nanotransporte logró restaurar su nivel y regular más de 1.000 genes, frenando la transición endotelial a mesenquimal.
Estos hallazgos abren nuevas posibilidades para el tratamiento de la cirrosis y destacan la importancia de los miARNs como dianas terapéuticas, lo que podría revolucionar el manejo de las enfermedades hepáticas crónicas en el futuro.













