El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha divulgado un informe que profundiza en el funcionamiento de los recientes medicamentos destinados a neutralizar el oncogén KRAS, que se encuentra mutado en una alta proporción de cánceres de páncreas y pulmón, entre otros tipos de cáncer.
“Los inhibidores de KRAS han transformado el escenario del tratamiento oncológico, aunque por ahora su eficacia es limitada y la aparición de resistencias es casi inevitable”, explica Elena Zamorano, investigadora del CNIO.
“Todo indica que en el futuro surgirán moléculas más selectivas, y combinaciones de fármacos para una medicina más personalizada”, aclara Zamorano, parte del equipo liderado por Mariano Barbacid, quien en los ochenta demostró que el cáncer resulta de mutaciones específicas en determinados genes (oncogenes).
Hasta recientemente, bloquear químicamente el oncogén KRAS había sido un desafío. No obstante, en 2021, se aprobaron los primeros inhibidores, como sotorasib y adagrasib, centrados en una mutación específica, G12C, prevalente en ciertos pacientes con cáncer de pulmón no microcítico.
“Estos fármacos han mostrado una leve mejora en la respuesta de los pacientes en comparación con los tratamientos convencionales como la quimioterapia, aunque esta mejoría es de corta duración y generalmente se ve seguida de resistencias”, señala Zamorano.
Actualmente se experimenta con una nueva generación de inhibidores de KRAS para el cáncer de páncreas, que actúa contra múltiples mutaciones del oncogén.
Uno de los medicamentos en prueba es daraxonrasib o RMC 6236. Según un artículo publicado en abril de 2025, los resultados preliminares son “alentadores”, ya que aumentan la supervivencia media de los pacientes de 6-7 meses a 14 meses. “Suponen un gran avance, ya que permiten ser utilizados en un amplio espectro de pacientes independientemente de la mutación que presenten”, comenta Zamorano.
Zamorano y su equipo también estudian el efecto de eliminar el oncogén KRAS en ratones adultos sanos, simulando la acción del fármaco, en una investigación publicada en la revista PNAS y realizada en colaboración con Mirati Therapeutics, ahora parte de Bristol Myers Squibb.
“Utilizamos un modelo genético de ratón al cual pudimos eliminar por completo el gen KRAS, como aproximación para extrapolar los posibles efectos de un inhibidor en la clínica”, explica Zamorano. Los resultados indican que, aunque KRAS no es vital para la supervivencia general ni muchos tejidos en adultos, sí afecta la formación de células sanguíneas y el sistema inmunitario.
“El resultado principal que observamos fue un aumento de toda la serie mieloide en los ratones, tanto jóvenes como adultos, que carecían de la expresión de KRAS. Nuestros estudios se realizaron en ratones sanos, sin tumores ni otras enfermedades asociadas, y las alteraciones observadas han sido relativamente leves ya que los ratones sobreviven más de un año con estos efectos secundarios”, advierte Zamorano.
Para Zamorano, es crucial “profundizar en los mecanismos biológicos” tanto en la respuesta a los nuevos inhibidores como en sus efectos secundarios.
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