La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha reclamado este viernes un incremento en los recursos para la debilitada sanidad pública, específicamente para enfrentar los crecientes desafíos en la salud mental de la población. Actualmente, el sistema cuenta con tan solo seis especialistas en salud mental por cada 100.000 habitantes, una cifra significativamente inferior al promedio europeo de 18.
La precaria situación del sistema de salud compromete seriamente su capacidad de respuesta frente a las necesidades de los afectados, llevando a la organización a solicitar un aumento en el personal de psiquiatría, psicología clínica y enfermería especializada. También se ha propuesto la integración de psicólogos en los servicios de Atención Primaria.
“Las listas de espera en salud mental son inasumibles. Para una persona en crisis, cada día de demora multiplica el sufrimiento. Ante esta crisis de salud mental, CSIF exige a las administraciones públicas y a las empresas la adopción urgente de medidas estructurales”, ha manifestado CSIF, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental.
Entre las acciones demandadas se incluye la promulgación de un Real Decreto sobre riesgos psicosociales; la actualización del listado de enfermedades profesionales para incorporar el síndrome del trabajador quemado y otros trastornos mentales; el reconocimiento de los trastornos psicológicos laborales como accidentes de trabajo; o el establecimiento de Comisiones de Salud Mental en el Trabajo.
Además, CSIF ha pedido transparencia en los registros de suicidios laborales, la creación de planes de prevención, apoyo psicológico gratuito y protocolos para una reincorporación progresiva al trabajo; asegurar la desconexión digital y el derecho efectivo al descanso; y promover campañas para eliminar el estigma y fomentar un ambiente laboral saludable.
CSIF ha señalado los riesgos psicosociales como un problema grave, resultado de una mala organización y ambientes laborales tóxicos. La situación en salud mental es “alarmante”, con un aumento de casi un 500 por ciento en las bajas laborales por trastornos mentales relacionados con síntomas emocionales desde 2018, más de un 200 por ciento por estrés grave y más de un 100 por ciento por ansiedad.
En 2024, los 3.846 suicidios registrados también reflejan un “drama”, que si bien no puede atribuirse “exclusivamente” al ámbito laboral, se ve exacerbado por factores como el estrés y la falta de soporte psicológico. Además, en el mismo año, se reportaron 643.681 incapacidades temporales por razones psicológicas, representando un aumento del 72 por ciento desde 2020, según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
“El suicidio no es solo una tragedia individual, es una señal de alarma social. Cuando no se prevén ni se abordan los riesgos psicosociales en el trabajo, parte del malestar termina siendo mortal”, ha concluido CSIF.













