Javier Escalada, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra y catedrático en la Facultad de Medicina de la misma universidad, anticipa que “en un plazo de 10 años será posible tratar más de cinco enfermedades con los fármacos agonistas del receptor GLP-1”.
“Hoy ya tenemos resultados sólidos en diabetes, obesidad, enfermedad cardiovascular, insuficiencia cardíaca y enfermedad renal crónica, y ya hay datos para pensar que tendrán un papel importante en el tratamiento de la enfermedad hepática metabólica, conocida como ‘hígado graso’, en el ovario poliquístico/infertilidad ligada a obesidad, en alguna enfermedad neurodegenerativa y en adicciones; ojalá no me equivoque, sería magnífico para nuestros pacientes”, asegura Escalada.
Durante una conferencia en la Real Academia Nacional de Medicina de España, en el marco de la Semana Marañón, el doctor también mencionó las “investigaciones abiertas con los arGLP-1 en diferentes tipos de cáncer, muchos de ellos relacionados con obesidad, hiperinsulinismo/resistencia a la insulina o inflamación, como el cáncer de hígado, mama, endometrio o próstata”.
“Parece que el abordaje de las alteraciones metabólicas puede convertirse en una nueva estrategia oncológica preventiva. De todas formas, las personas con cáncer han estado excluidas de los ensayos clínicos pivotales de estos fármacos y hay que tener datos claros de la seguridad de estas moléculas en este contexto”, revela.
Como presidente de la Fundación de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, Escalada resalta la importancia de “una mayor presencia en investigación independiente y para ello se necesita mucho apoyo, tanto a nivel de financiación como de colaboración con diferentes centros y la universidad, aspecto que creo que es mejorable”.
Los agonistas del receptor GLP-1, aunque efectivos, no están financiados por el Sistema Nacional de Salud para casos de sobrepeso/obesidad. “De cara al futuro, existe una convicción entre los profesionales sanitarios sobre la necesidad de financiar estos fármacos a ‘algunos pacientes’ con obesidad, aunque habría que decidir cómo priorizarlo, si en función del riesgo cardiovascular u otras comorbilidades”, comenta Escalada, citando el ejemplo del Reino Unido.
En España, cerca de “700.000 y 800.000 personas siguen tratamiento con estos fármacos en nuestro país”, concluye.











