La doctora Alba Gómez Garrido, perteneciente a la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), ha destacado que la aplicación de ejercicio físico rehabilitador en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) actúa como un “fármaco”, ayudando a mejorar su función pulmonar.
“El ejercicio físico es como un fármaco más, con efectos terapéuticos claros sobre la capacidad funcional, la tolerancia al esfuerzo y la prevención del sedentarismo, y además puede ser muy económico”, señaló Gómez.
La actividad regular en estos pacientes contribuye a “romper el ciclo de inactividad, reduce la disnea y preserva la fuerza muscular”. Así, actividades como caminar, ejercicios musculares, equilibrio y prácticas respiratorias simples mejoran la autonomía y calidad de vida, disminuyendo el riesgo de complicaciones.
“Si nadie les ha hablado del ejercicio físico prescrito, pidan ser derivados a un programa de rehabilitación respiratoria, porque el ejercicio es como un fármaco que mejora la eficiencia del sistema respiratorio, ayudando a respirar mejor y es esencial para mejorar la capacidad funcional, la autonomía, la calidad de vida y ayuda a mantenerse activo”, enfatizó.
En este contexto, Gómez explicó que la prescripción de entrenamiento físico para afectados por EPOC ha evolucionado hacia modelos individualizados y centrados en el paciente, promoviendo su participación activa y motivándolos a superar el sedentarismo.
“Estos avances reconocen al entrenamiento como una herramienta terapéutica que empodera al paciente, fomenta la participación activa y ayuda a superar conductas sedentarias, alejándose de enfoques más genéricos del pasado hacia un modelo adaptado a la capacidad funcional, los objetivos y la situación clínica de cada individuo”, agregó.
Antes de iniciar estos programas, es “imprescindible” una evaluación exhaustiva por un médico rehabilitador, quien valorará la capacidad funcional, la respuesta al ejercicio y la condición muscular y respiratoria del paciente, además de identificar posibles casos de fragilidad física o sarcopenia.
“En la práctica clínica, hoy se emplea un entrenamiento multicomponente que combina ejercicios aeróbicos, de fuerza, equilibrio y respiratorios, aplicando los diferentes principios del entrenamiento durante todo el programa de rehabilitación respiratoria. Este tipo de entrenamiento permite mejorar la función muscular, la tolerancia al esfuerzo y la mecánica respiratoria, optimizando los resultados y adaptándose a las necesidades funcionales de cada paciente”, destacó.
Además, Gómez resaltó la creciente integración de estos programas en la telemedicina y plataformas digitales, facilitando el seguimiento remoto del tratamiento y la personalización del entrenamiento, además de proporcionar soporte educativo.
La gestión de estos pacientes se lleva a cabo mediante equipos multidisciplinares, que incluyen a profesionales de diversas áreas, todos coordinados estrechamente con Atención Primaria para un seguimiento integral y continuo. “Cada profesional es clave y aporta su experiencia en el manejo del paciente. La comunicación constante entre profesionales y con el propio paciente permite alcanzar con mayor solidez los objetivos del programa, superar el sedentarismo y evitar la pérdida de funcionalidad y calidad de vida”, concluyó Gómez.










