El doctor Pedro Gorrotxategi, presidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), ha destacado la necesidad de prestar atención a los sesgos de género al diagnosticar y tratar trastornos del neurodesarrollo en niños, como el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), con el objetivo de evitar desigualdades.
“En estos dos casos se ponen de manifiesto las diferentes características de niños y niñas en cuanto a su comportamiento. Los niños son más expresivos y las niñas más reservadas. En ocasiones, las chicas expresan menos sus preocupaciones”, explicó Gorrotxategi en vísperas del Día Internacional de la Niña.
Subrayó la importancia de una vigilancia activa en pediatría para que las niñas “no sean infradiagnosticadas”, lo que podría privarlas de recibir el tratamiento necesario.
Si bien el sesgo de género es ampliamente reconocido en mujeres adultas y estudios previos han demostrado diferencias en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como las cardiovasculares o el lupus, Gorrotxategi enfatizó la necesidad de una “mayor visibilidad” en el estudio de estas diferencias desde la infancia.
“Existe una diferencia de diagnóstico en función de la gravedad. Cuanto más grave es el TEA (con discapacidad intelectual) más fácil diagnosticarlo en ambos sexos, pero cuando son casos más leves (TEA con inteligencia normal o elevada) o tienen elementos para compensar los síntomas, como ocurre en las niñas, pasan más desapercibidas y cuesta más diagnosticarlas”, añadió.
A pesar de algunos signos distintivos en las niñas, como un lenguaje “mejor y más expresivo”, el uso frecuente de gestos faciales y un mayor contacto visual, estas pueden ser más propensas a sufrir soledad o acoso escolar, lo que contribuye a un diagnóstico menos frecuente.
“Los varones, presentan síntomas más llamativos y visibles a simple vista. Es decir, son niños muy movidos, que no se están quietos en clase y que hacen que salten rápidamente las alarmas. Sin embargo, en las niñas, el TDAH se caracteriza porque suelen estar distraídas, pero no molestan. Están quietas en clase y en casa, por lo que pasan totalmente desapercibidas y el diagnóstico es más tardío para ellas”, reveló Gorrotxategi.
Finalmente, resaltó que los estudios sugieren grandes diferencias en el diagnóstico de estos trastornos entre niños y niñas, citando una investigación de la Comunidad de Madrid en 2017 que mostró que un 77 por ciento de los pacientes analizados fueron niños.
“Los criterios diagnósticos estándar se basaron inicialmente en patrones de comportamiento masculinos, lo que potencialmente puede hacer que se pasen por alto o se malinterpretaran los signos en las niñas, al ser más sutiles por lo que pasan desapercibidos”, concluyó Gorrotxategi.