En la Universidad Case de la Reserva Occidental (Estados Unidos), un equipo de investigadores ha empleado células madre de pacientes afectados por una forma hereditaria poco común de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) para dirigirse a un gen esencial que influye en la progresión de la patología, una táctica que consideran prometedora para el desarrollo de futuros tratamientos.
El estudio, que se hizo público en ‘EMBO Molecular Medicine’, se enfocó en pacientes con una variante de ELA originada por una mutación en la proteína B de membrana asociada a vesículas (gen VAPB), más común en Brasil. Los investigadores señalan que este trabajo podría fundamentar la realización de ensayos clínicos que utilicen información genética.
«Esto es especialmente importante en las células nerviosas», comentó la investigadora principal, Helen Cristina Miranda, al referirse a la función del gen VAPB. Miranda añadió que el deterioro de las neuronas las hace susceptibles a la degeneración.
Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron células madre pluripotentes inducidas (iPSC), que permitieron cultivar neuronas motoras de los pacientes en laboratorio. Esto facilitó el estudio de la enfermedad utilizando células humanas reales.
Los resultados mostraron que una mutación en el gen VAPB puede interrumpir la comunicación celular vital, lo que desencadena una constante activación de la respuesta integrada al estrés (ISR), que aunque inicialmente es beneficiosa, eventualmente disminuye la producción de proteínas y afecta la supervivencia celular. Miranda destacó que «También demostramos que bloquear esta respuesta al estrés puede revertir el daño en el laboratorio, un paso prometedor hacia futuros tratamientos».
«Actualmente estamos probando inhibidores de ISR en modelos neuromusculares más complejos y explorando cómo este enfoque podría beneficiar a otros subtipos de ELA», explicó Miranda sobre los pasos futuros del estudio.
«BUENA APROXIMACIÓN», declaró Adolfo López de Munuain Arregui, jefe clínico de Neurología del Hospital Universitario de Donostia, aunque señaló que hay limitaciones al ser una simulación de lo que sucede ‘in vivo’. López de Munuain Arregui resaltó que los hallazgos podrían abrir la puerta a nuevas estrategias terapéuticas con inhibidores de la respuesta integrada al estrés, como ISRIB.
Juan Alberto Ortega Cano, profesor investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Barcelona, añadió que el estudio directamente vincula la disfunción mitocondrial específica de la mutación con un incremento en la activación de la ISR. Ortega también subrayó la importancia de entender cómo estos tratamientos pueden manejar la degeneración neuronal sin impactar otras células del cuerpo.