Carlos Palomino, responsable del Servicio de Oftalmología en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, ha destacado el uso de la luz pulsada intensa (IPL) como método ambulatorio efectivo para abordar el ojo seco evaporativo y mixto, sin necesidad de dilatar la pupila.
“Existe una impresión generalizada de que el ojo seco es una patología banal y que con unas gotas se puede evitar, pero nada más lejos de la realidad”, ha advertido Carlos Palomino, del Olympia Centro Médico Pozuelo. Los afectados experimentan un malestar comparable al de la angina de pecho, con una reducción de la visión cercana al 30% y riesgo de ceguera.
El especialista ha explicado que el ojo seco puede ser hiposecretor, por baja producción de lágrimas, o evaporativo, debido a alteraciones en la capa lipídica de las lágrimas. El tipo mixto combina ambas condiciones. La luz pulsada intensa resulta especialmente útil en los casos evaporativos y mixtos, tratando las glándulas de Meibomio, responsables de la secreción de grasa que protege las lágrimas de la evaporación.
“La disfunción más frecuente de las glándulas de Meibomio produce una segregación de grasa más densa que la normal que causa una mayor evaporación lagrimal. El tratamiento con luz pulsada baja la densidad de la grasa, la hace más fluida y gracias a esta menor densidad consigue una menor evaporación de las lágrimas”, ha comentado Palomino.
DIAGNÓSTICO PARA SU CORRECTO USO
Para aplicar correctamente la luz pulsada, es crucial diagnosticar la causa del ojo seco mediante pruebas como el test de Shirmer. “Si se humedece una zona de más de 10 milímetros se considera una producción de lágrima normal; si por el contrario se humedece menos de 10 milímetros se considera que el paciente sufre ojo seco”, ha explicado.
Además, se evalúa el tiempo de rotura lagrimal. “Desde que cierras el ojo hasta que lo abres, la lágrima debe estar formada hasta un máximo de entre 12 y 14 segundos. Si este tiempo es menor, la lágrima puede ser suficiente, pero no con la calidad necesaria”, ha apuntado. Palomino también ha señalado el aumento de casos de ojo seco, agravados por el uso de pantallas, que propician una mayor evaporación lagrimal debido al mayor contacto de la superficie ocular con el aire.











