Este martes se conmemoran 25 años desde que comenzaron las labores de la primera exhumación de una fosa común en España, acontecimiento que tuvo lugar en Priaranza del Bierzo, León. En este sitio, se recuperaron los restos de trece civiles republicanos, víctimas de falangistas el 16 de octubre de 1936, provenientes de diversas localidades de la comarca berciana.
La exhumación, que fue la primera de carácter científico en el país, estuvo promovida por familiares y dirigida por el arqueólogo Julio Vidal, contando con la colaboración de un equipo de forenses y antropólogos. Tras tres días de búsqueda intensiva y cuando la situación parecía desalentadora debido a obras en una carretera, se encontró una bota con restos óseos, marcando un punto de inflexión en la búsqueda.
Emilio Silva Faba, uno de los asesinados, fue quien inspiró la búsqueda por parte de su familia, que en julio de 2000 solicitó apoyo al entonces alcalde, Daniel Fernández, para realizar los trámites necesarios y facilitar el contacto con el dueño del terreno donde estaban los cuerpos. Anteriormente, en 1936, una de las familias ya había exhumado clandestinamente el cuerpo de uno de los fallecidos para darle sepultura digna en su pueblo, según reveló la ARMH.
Este evento no solo permitió la identificación genética de las víctimas años después, sino que también impulsó la creación de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que desde entonces ha trabajado en la denuncia de desapariciones forzadas y en la promoción de debates sobre violaciones de derechos humanos durante la dictadura.
Finalmente, tres años después de la exhumación, Emilio Silva Faba fue enterrado junto a su esposa en su pueblo natal, en un emotivo acto que contó con la participación de familiares que aún buscaban respuestas sobre otros desaparecidos, como Isabel González y Aníbal Arroyo.