La última sesión del debate y segunda votación de la investidura del candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo concluye como se esperaba. El Congreso deniega su apoyo al aspirante, que fracasa en su intento de lograr ser investido presidente del Gobierno.
Como ya sucediera el miércoles, Feijóo ha cosechado más noes que síes. Se queda de nuevo en 172 apoyos, los de los 137 escaños de su partido, Vox (33), la diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, y el del parlamentario de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Alberto Catalán. En contra, 178 votos, los del resto de grupos: PSOE (121), Sumar (31), ERC (7), Junts (7), EH Bildu (6), PNV (5) y el del diputado del BNG, Néstor Rego. Y un voto nulo, el del diputado de Junts por Barcelona Eduard Pujol, que primero votó ‘Sí’ y segundos después rectificó y dijo ‘No’.
La de Feijóo es ya la cuarta investidura fallida de la democracia reciente, tras las de Pedro Sánchez (marzo de 2016), Mariano Rajoy (septiembre de 2016) y otra del propio Sánchez (julio de 2019).
Amnistía, descalificaciones y relaciones dañadas
Antes de la segunda votación en el Congreso de los Diputados, Núñez Feijóo tuvo un turno de 10 minutos y cada uno de los grupos parlamentarios otro de cinco minutos, para fijar su posición. El presidente del PP aprovechó para reiterar su agradecimiento a quienes han confiado en él al tiempo que ponía sobre la mesa la amnistía, cuestión sobre la que ha interpelado directamente al presidente en funciones, Pedro Sánchez, al que ha pedido subir a la tribuna. «Suba ahora y hable claro». También ha pedido al PSOE que no «nos pidan luego, ustedes, lo que se niegan a hacer ahora», en referencia a una eventual petición al PP de que se abstenga en un futuro para investir al candidato socialista.
Ya en el turno de los grupos, el tono ha sido en general contundente. Óscar Puente (PSOE) ha reprochado al PP su «simulacro de investidura». «El auténtico objeto de un debate de investidura no es otro que investir un presidente», palabras que ha recordado luego la portavoz del PP, Cuca Gamarra, cuando ha echado en cara al representante del PSOE las dos investiduras fallidas de Sánchez en el pasado. Por parte de Vox, Santiago Abascal ha dedicado casi todo su discurso a cargar contra Sánchez, para que el que no ahorrado descalificativos.
Marta Lois ha repetido como representante de Sumar y pedido a Feijóo que, si finalmente encabeza la oposición, apoye medidas como subidas del SMI u otras que el Gobierno estime de lucha contra la inflación, dos asuntos para los que el candidato tuvo propuestas en su discurso del pasado martes. Tras el turno de Teresa Jordà (ERC), Gamarra ha pedido a la presidenta de la Cámara que se retiraran ciertas afirmaciones vertidas contra la Policía Nacional o la Guardia Civil, en aplicación del artículo 103 del Reglamento. Armengol ha accedido. «Habiéndose vertido algunas palabras también contra otras instituciones del Estado, retiraremos del Diario de sesiones esas y los insultos proferidos al presidente del Gobierno».
Las palabras de Feijóo dirigidas al PNV en la sesión del miércoles han molestado en el PNV. Por si quedaba alguna duda, Aitor Esteban se ha referido al candidato y sus intervenciones con términos como «arrogante» o «desafiante», para dejar claro que a ambos partidos «les separa hoy un abismo» y concluir que votarán «no, incluso con más razones que el miércoles». Ya en el turno del Grupo Mixto, la representante de Coalición Canaria, Cristina Valido, ha lamentado los insultos que asegura haber recibido por parte de miembros de partidos contrarios a la investidura al tiempo que ha reivindicado que sus negociaciones son con «luz y taquígrafos».
Cuenta atrás hacia nuevas elecciones
La primera votación del pasado miércoles puso en marcha la cuenta atrás hacia una disolución de las Cortes Generales y una hipotética repetición electoral. Desde ese momento, las 13:22 del 27 de septiembre, hay dos meses para que alguien consiga la confianza del Congreso y logre ser investido presidente (artículo 99.5 de la Constitución). La fecha límite, el 27 de noviembre. En caso contrario, el país quedaría abocado a nuevos comicios.