“Lo que nosotros pedimos no es que la selección española no pueda participar. No. Pedimos que participe. Lo que queremos es que además de que participe la selección española, participe también la selección vasca, la catalana, y la gallega”.
Es 4 de febrero de 2003, y en nombre del Grupo Mixto que ha presentado una moción que pide el reconocimiento de las selecciones deportivas vasca, catalana y gallega, tiene la palabra la diputada Begoña Lasagabaster (Eusko Alkartasuna).
Desde la tribuna de oradores justifica sus reivindicaciones dentro del marco legal vigente con la siguiente fórmula “el deporte es claramente una competencia de las comunidades autónomas, una competencia exclusiva en su potestad normativa y en su potestad de ejecución, y el ordenamiento jurídico no establece, no recoge para el Estado una competencia ni ninguna referencia al deporte”. Un argumento, que la Constitución no reservó competencia alguna en materia de deportes al Estado, que será expuesto de forma reiterativa en los años posteriores.
La moción no salió adelante. Contó con la oposición rotunda del Partido Popular que disfrutaba de una amplia mayoría y el PSOE no pasó de la abstención. “Nos vamos a abstener porque creemos que constituye un elemento de reflexión el enunciado de la moción cuando dice que se ejerza la obligación legal de lealtad constitucional”, dejó dicho la diputada socialista Elvira Cortajarena.
El debate no cesa
Meses después el Pleno del Congreso volvió a acoger un debate de similares características. Cuando se abordaron de forma conjunta cuatro proposiciones no de ley del Grupo Parlamentario Catalán (CiU), del Vasco (EAJ-PNV) y del mixto. La integración de las federaciones deportivas autonómicas en sus correspondientes federaciones internacionales, por un lado. O los cambios en reparto competencial en materia deportiva, fueron algunos de los asuntos tratados.
Un debate que se produjo durante el segundo mandato de José María Aznar. A diferencia del primero, ya no necesitaba llegar a acuerdos parlamentarios con otros partidos, pues los populares contaban con 187 diputados. Una situación, sumada a la campaña electoral en Cataluña, que había enfriado y tensionado las relaciones entre los antiguos socios del pacto del Majestic.
Tampoco las relaciones con el PNV pasaban por su mejor momento. Y el diputado Josu Erkoreka durante su intervención tiró de hemeroteca para tratar de enfrentar al presidente del Gobierno con sus antepasados familiares.
El portavoz del PNV señaló que una de las primeras manifestaciones en favor de la creación y el reconocimiento de la selección vasca correspondió “nada menos que al abuelo del actual presidente del Gobierno, al periodista Manuel Aznar Zubigaray, el honor de ser hace ya casi noventa años uno de los principales abanderados de este popular anhelo».
«En junio de 1914 Manuel Aznar, quien a la sazón era cronista deportivo del diario Euskadi —un diario nacionalista, como todos ustedes sabrán—, animaba desde su columna a la formación de una selección vasca de fútbol: un proyecto —aseguraba literalmente— que ha cuajado admirablemente en todas partes y que seguramente el año próximo se llevará a la práctica”, prosiguió Erkoreka.
En ese pleno del 16 de diciembre de 2003, durante su turno Jordi Martí, diputado de CiU, celebró que se estuviese produciendo ese debate. A su parecer reflejaba “a todas luces que, pese a los intentos del Partido Popular y del Gobierno de dar por cerrado el modelo de Estado, estamos ante un marco abierto sobre el que queda mucho por decir y por hacer y que deberá abordarse y resolverse en los próximos años”.
“La oposición del Grupo Parlamentario Popular y una hipotética abstención del Grupo Parlamentario Socialista no serán un obstáculo para que el reconocimiento internacional de las selecciones deportivas catalanas, vascas y gallegas continúe formando parte de la agenda política de los próximos años”, así zanjó Martí su intervención. El PP votó en contra de todas las PNL, el PSOE no pasó de la abstención. El tiempo le ha acabado dando la razón al diputado catalán.
La ley del Deporte
El pasado 3 de noviembre se aprobó en el Congreso la ley del Deporte. Un proyecto que no ha estado exento de polémicas. De un lado, las relativas a LaLiga profesional de fútbol que provocó la amenaza de huelga de la mayoría de equipos de primera división.
De otro, el revuelo causado por una enmienda transaccional pactada entre el PNV y el PSOE, “Las federaciones deportivas autonómicas podrán participar directamente en el ámbito internacional, si la federación internacional correspondiente contempla su participación, en el caso de modalidades o especialidades deportivas con arraigo histórico y social en su respectiva Comunidad Autónoma, o bien en el caso de que la federación autonómica hubiera formado parte de una federación internacional antes de la constitución de la federación española correspondiente.”
Una polémica no solo entre el gobierno y la oposición de PP, VOX y Ciudadanos. Pues también ha creado una brecha entre los miembros de JxCat, herederos de CiU, y los nacionalistas vascos, que históricamente han ido de la mano en estos asuntos. Una diferencia que quedó reflejada en el Diario de Sesiones.
La diputada de JxCat, Pilar Calvo, manifestó con cierta retórica el malestar de su grupo con el PNV. “Felicidades, porque habéis conseguido que Euskadi pueda competir internacionalmente en pelota vasca y en surf. Habéis tenido vuestra gran ola y nadie os iba a robar ese momento, ese primer paso. Por eso es muy triste ver cómo habéis usado el Reglamento de la Cámara española para vetar el sueño del independentismo catalán«, afirmó ante el hemiciclo.
Un enfrentamiento que como bien expuso Pilar Calvo desde la tribuna de oradores respondía al veto de los nacionalistas vascos a otra enmienda transaccional, que no llegó a votarse, de JxCat y ERC. La cual perseguía que la nueva ley no negase “el derecho a existir en el deporte internacional a las nacionalidades históricas: la catalana, la vasca y la gallega”.
La ley del Deporte salió adelante por 166 votos a favor, 157 en contra y 18 abstenciones. En breve el proyecto seguirá su trámite parlamentario que tiene en el Senado su siguiente paso.