El 16 de octubre es la fecha en la que se conmemora el “Día Internacional de la Alimentación” porque esa fue la fecha en la que se fundó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Este año, la FAO celebra en Roma su 80º aniversario teniendo a la Reina Letizia (embajadora especial de buena voluntad) como una de sus asistentes más destacadas en compañía del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.
Entre otras personalidades que han asistido a la ceremonia han estado el papa León XIV, el director general de la FAO, QU Dongyu, el rey de Lesotho, Letsie III, o el viceministro de Italia, Antonio Tajani. Precisamente, una de las primeras intervenciones ha sido la del pontífice católico, quien ha afirmado «No podemos aspirar a una vida social más justa si no estamos dispuestos a deshacernos de la apatía que justifica el hambre como si fuera música de fondo a la que ya nos hemos acostumbrado, un problema sin solución o, simplemente, una responsabilidad ajena.» Posteriormente, la Reina Letizia ha destacado que el derecho a la alimentación es inalienable: «Alimentación sostenible, suficiente, saludable y adecuada», ha apostillado.
Hambre cero… ¿para 2030?
Quedan cinco años para 2030, año marcado por los ODS como fecha para alcanzar ·”un mundo libre de hambre”. Aunque todavía falta mucho para conseguirlo (se estima que en 2024 entre 638 y 720 millones de personas padecieron hambre en el mundo), la FAO prefiere ver el vaso medio lleno, ya que entre 2022 y 2024 el porcentaje de la población hambrienta en el mundo descendió del 8,7% al 8,2%. Las mejoras se notan en poblaciones de América del Sur y Asia (sudoriental y meridional), mientras que la carestía de alimento sigue creciendo en subregiones de Asia occidental y, principalmente, en África.
No obstante, la protagonista del último informe de la FAO sobre «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo» ha sido la alta inflación de los precios de los alimentos, que desde 2021 se hace notar en todas las partes del mundo, (incluso en la cesta de la compra española donde el incremento de su coste desde 2019 ha sido del 29%).
Según este documento, desde 2020 la inflación de los precios mundiales de los alimentos viene superando la inflación general, llegando a sus cotas más altas en enero de 2023, donde se situó en 13,6% mientras la inflación general era de 8,5%. En este sentido, la FAO también afirma que el coste medio de una dieta saludable es más alto en los últimos años, precios que ponen en riesgo el acceso a los alimentos en los países de ingresos más bajos.
No obstante, en el apartado de conclusiones, el documento afirma que «en comparación con crisis anteriores, como las alzas de los precios de los alimentos en 2007 y 2008, la respuesta mundial de 2021 a 2023 ha sido más coordinada, calculada y fundamentada«. Y argumenta que esta mejor respuesta se debe al desarrollo de políticas como la de transparencia de los mercados, que ayudan a frenar la especulación y a tomar decisiones más racionales, o a sólidos sistemas de protección social que pueden responder con más rapidez y eficacia.
¿Por qué la sede de la FAO está en Roma?
David Lubin, un agrónomo californiano nacido en Polonia en 1849 fue un activista de la agricultura que luchó por un órgano internacional que defendiera con éxito los intereses de los agricultores vapuleados por los precios, con un bajo prestigio social y escasa capacidad de negociación política. Encontró su aliado en el rey de Italia, Vittorio Emanuele III y en 1905 se creó el Instituto Internacional de Agricultura, con sede en Roma.
Décadas después, un discurso de 1941 del presidente de los Estados Unidos, Franklin D Roosevelt, sirvió de inspiración para la creación de una organización internacional que sirviera de entendimiento económico para que se garantizara una vida saludable en todos las naciones del planeta. El 16 de octubre de 1945, después de que se diera por finalizada la II Guerra Mundial, el Instituto Internacional de Agricultura pasó a ser la FAO, la Organización Internacional de la Agricultura y la Alimentación, actualmente integrada en la Organización de Naciones Unidas, ONU, aunque se fundó previa a ésta.
Desde entonces, los objetivos de la FAO han atravesado diferentes etapas, centrándose en primer lugar en cultivar (1945-1970); posteriormente en favorecer la nutrición de los pueblos (1970-1995); apostando después por la preservación del entorno (1995-2020) y desde el siglo XXI, la promoción de la agricultura sigue siendo capital, en un mundo cada vez más urbano, global y digitalizado.