Las productoras textiles y las entidades de la economía social dedicadas a la recogida de ropa (como Humana o Moda-re) valoran para ‘Demócrata’ el Proyecto de Real Decreto de residuos textiles, cuyo objetivo es mejorar las cifras de reutilización en España, puesto que, actualmente, el 88% de la ropa usada acaba en el vertedero. |
Sí, pero no así. La frase resume el sentir de las empresas del sector textil (incluidas las entidades de la economía social que ya trabajan en la recogida y la reutilización) acerca del Proyecto de Real Decreto por el que se regulan los productos textiles y de calzado y la gestión de sus residuos. Coinciden en la necesidad de una nueva regulación, pero ansían que sus alegaciones sean tenidas en cuenta y que el texto se modifique para establecer objetivos más realistas y cambios en la financiación de la fracción resto (lo que acaba en la basura doméstica).
Porque el propósito principal del Proyecto es impulsar un nuevo método de recogida y reutilización, a través de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP). Algo que parece necesario, a tenor de las cifras actuales que se manejan en España: solo se recoge el 12% de la ropa usada, es decir, el 88% termina en el vertedero.
Sin embargo, apuntan en un documento de posición conjunto de la Asociación Retail Textil España (ARTE), Re-Viste y el Observatorio Textil y Moda, “la norma debe promover la creación de un ecosistema nacional de gestión de residuos y de calzado mediante objetivos ambiciosos pero cumplibles”. Sin embargo, la redacción actual “no establece las bases adecuadas y se precipita al imponer una desproporcionada batería de obligaciones sobre los productores, que puede producir resultados contrarios a los pretendidos”.
Economía social
Por su parte, las organizaciones que ya se dedican a la reutilización textil valoran el paso dado por el Gobierno, aunque también encuentran carencias importantes. Para Rafael Mas, director de Comunicación, Proyectos y Relaciones Externas de Humana (que ha presentado 57 alegaciones), “es normal que el Proyecto no haya sido muy fino”, habida cuenta de la complejidad en la gestión del sector, derivada, en parte, de su importancia para la economía española (supone el 3,7% del empleo y el 2,9% del PIB). El problema, agrega en declaraciones a Demócrata, es que, “con toda la información y las reuniones con el sector que ha tenido el Ministerio en los últimos años, da la impresión de que ha tirado por la calle del medio”.
También se muestra comprensiva Noema Paniagua, directora general de Moda re (42 alegaciones): “Entendemos que no es sencillo armonizar los intereses de un sector tan diverso como el textil”, comenta. Por ello, desea que se incorporen las propuestas remitidas en el periodo de audiencia pública (que finalizó el pasado 4 de septiembre), sobre todo “aquellas que provienen del ámbito de la economía social y solidaria, porque las cooperativas y empresas de inserción representan más del 64% del sector de la recogida y tratamiento textil en España”.
Objetivos
La normativa establece que España debe aumentar el porcentaje de ropa recogida (actualmente en el 12%) al 50% en 2030 y al 70% cinco años después. Las organizaciones consultadas por este medio sostienen que es “imposible” y lo justifican con ejemplos como el de Francia, que está en un 32% tras 16 años de recogida separada. O lo sucedido con el vidrio: tardó 23 años en alcanzar ese 50%.
Mas sostiene que las cantidades tan bajas de España son una “anomalía del sistema”, pero hay proyectos que funcionan y que se deben aprovechar. Paniagua no es tan pesimista, a pesar de reconocer que los objetivos “parecen bastante difíciles de cumplir”, entiende que las metas marcadas “van a ser dinámicas y se irán adaptando a las necesidades y potencialidades técnicas del sector”.
Desde ARTE, Re-Viste y el Observatorio mencionan una circunstancia añadida: “Aunque se lograse el objetivo, España no dispone de la infraestructura necesaria para gestionar ese material”. En la actualidad, como subrayó en Demócrata el director general de Re-Viste, Juan Ramón Meléndez, “hay tres plantas de preparación para el reciclaje y son necesarias 15 o 20”. Las tres organizaciones sostienen que nuestro país tiene la oportunidad de convertirse en un hub de utilización y de reciclaje del sur de Europa con el impulso decidido a la economía circular, y esta legislación puede poner la bases para ello.
Y advierten también de que la obligación de ofrecer productos de segunda mano a los comercios de más de 400 metros cuadrados, pondría en riesgo la viabilidad de entidades sociales que operan desde hace muchos años con éxito.
Financiación del residuo textil en la fracción resto
El artículo 29.e del Proyecto señala que el productor deberá cubrir los costes asociados a la recuperación de los residuos de productos de textil y calzado de la fracción resto de los residuos municipales, es decir los que van a la basura doméstica. Sobre esto, el documento de posición comentado anteriormente señala que “financiar residuos sin valor recuperable no mejora el medioambiente y supone una injusta carga económica que puede afectar al empleo, los precios y la competitividad de todo el sector”. Y asevera que “no existe en Europa ningún precedente legal que obligue a financiar los residuos textiles de la basura mezclados desde la puesta en marcha del sistema”.
En la misma línea, Noema Paniagua resalta que no se contemplan medidas de apoyo inmediato al sector, “lo que supone un riesgo real de colapso para muchos gestores de residuos textiles”. Para atemperar este posible efecto negativo, Moda re plantea que se permita a los SCRAP “adelantar voluntariamente parte de las aportaciones económicas correspondientes al primer año de constitución. Esta medida facilitaría el despliegue operativo inicial y ayudaría a sostener a los actores que ya están asumiendo los costes de recogida, transporte y tratamiento”, comenta.
Moda rápida
También hay preocupación con el encaje que vayan a tener las empresas extranjeras low cost en las obligaciones que impulsará el Real Decreto. De hecho, el mismo texto del Proyecto detalla que el auge de la moda rápida o fast fashion “ha hecho que se adquirieran y desechen productos a una velocidad mucho mayor y en muchos casos con una durabilidad o posibilidades de reparación reducidas, lo que está incrementando la generación de residuos”.
A este respecto, el director general de Re-Viste (que aspira a construir un SCRAP que aglutine a todas las empresas del sector) asevera que los productores españoles le preguntan si “los de Shein también van a pagar”, y temen que ellos vayan a “terminar financiando la gestión del residuo de un competidor”.
Aunque comparte las dudas, Mas sostiene “que el modelo actual no es sostenible medioambientalmente, porque estamos produciendo por encima de nuestras posibilidades”. El responsable de Relaciones Externas en Humana se queja de que “ni siquiera se sabe el número de prendas que salen al mercado. Nos cebamos con Shein, porque es competencia desleal, pero habría que empezar por poner transparencia en el sector. El Real decreto podría haberlo hecho y no lo hace”, lamenta.