En la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal de Estados Unidos, celebrada el 17 de septiembre, se planteó la posibilidad de realizar nuevas bajadas en los tipos de interés durante el año en curso, aunque persiste la preocupación por un posible incremento de la inflación.
“La mayoría consideró que, probablemente, sería adecuado flexibilizar aún más la política en lo que queda de año. […] La mayoría de los participantes hizo hincapié en los riesgos al alza para sus perspectivas de inflación”, se extrae de las actas del encuentro.
La Reserva Federal expresó su inquietud sobre cómo los aranceles podrían afectar a los precios, calificando este impacto de “incierto” y señalando la posibilidad de que la inflación se mantenga “más persistente de lo previsto”, incluso tras el cese del efecto de los aranceles. También se mostró preocupada por un incremento en las expectativas de inflación a largo plazo.
Los responsables de la política monetaria en Estados Unidos decidieron, con un resultado de 11 votos a favor y 1 en contra, reducir los tipos de interés en 25 puntos básicos, situándolos en un rango del 4% al 4,25%. Este ajuste representa la primera reducción desde 2025. El único voto disidente fue el de Stephen Miran, recientemente nombrado gobernador por Donald Trump, quien propuso una reducción de medio punto.
Ese mismo día, se divulgaron las proyecciones macroeconómicas actualizadas, en las cuales el FOMC anticipa posiblemente otros dos recortes de un cuarto de punto hasta finales de año. Sin embargo, seis de los 19 participantes proyectaron un recorte menor o ninguno. Durante las deliberaciones, “unos pocos” participantes opinaron que sería prudente mantener los tipos sin cambios, respaldando esta opción en caso de ser propuesta, dado que no veían probable un “deterioro súbito” en el mercado laboral, otro de los pilares del mandato dual de la Fed.