En 2024, las empresas constructoras de España lograron un nuevo máximo histórico en su facturación en el extranjero, alcanzando los 55.600 millones de euros, lo que representa un aumento del 12,6% en comparación con el año previo. Esta cifra constituye el 25% del volumen total de negocio de las compañías, de acuerdo con el Observatorio Sectorial DBK de Informa (filial de Cesce).
El valor de la producción total del sector constructor en España, que incluye la formación bruta de capital fijo en construcción a precios corrientes, se situó en 165.117 millones de euros en 2024, superando en un 5,2% la cifra de 2023. Dentro de este total, la construcción de viviendas generó 92.450 millones de euros, un incremento del 3,6% respecto al año anterior y representando el 56% del total.
En paralelo, la construcción de obra civil también mostró un crecimiento positivo, lo que propició un aumento del 7,4% en el segmento de otros edificios y construcciones, que llegó a los 72.667 millones de euros, equivalente al 44% del total.
A comienzos de 2024, se contabilizaron aproximadamente 95.000 empresas activas en el sector de la construcción, excluyendo a las compañías sin asalariados. Esto supone un incremento del 4,5% en comparación con el año anterior. Además, el empleo en el sector alcanzó a 1,48 millones de personas en el primer trimestre de 2025, en comparación con los 1,42 millones del mismo periodo de 2024.
La mayor parte de la oferta en el sector está compuesta por empresas de pequeño tamaño que realizan obras locales y especializadas, resultando en una oferta altamente fragmentada, según el estudio. Sin embargo, en las primeras posiciones del mercado se destacan grandes grupos constructores cotizados en bolsa, con una sólida presencia en los mercados internacionales y en el sector de obra civil. Estos seis primeros grupos concentraron cerca del 28% de los ingresos totales de las constructoras españolas en 2024, incluyendo tanto los ingresos nacionales como internacionales. A nivel internacional, estos grupos acapararon más del 95% de la facturación, frente a menos del 5% en la producción nacional.
















