“Esto es una guerra híbrida, y debemos tomárnosla muy en serio”, fueron las palabras elegidas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para referirse a las relaciones entre Europa y Rusia. Ante el Parlamento Europeo, llamó al continente a enfrentar el debate sobre la defensa “con unidad, disuasión y determinación”. Ahora, Estrasburgo ha acordado la apertura de negociaciones con la presidencia danesa del Consejo sobre el Plan ReArm Europe, después de que los Estados fijarán su posición.
Durante su intervención, la dirigente buscó movilizar a las instituciones para dotar al continente de “una capacidad estratégica de respuesta, preparada para afrontar la naturaleza cambiante de la guerra”. La semana pasada, la Comisión ya remitió a los Estados miembros su propuesta para este “rearme” ante lo que es “el mayor aumento del gasto en este ámbito” de la historia de los Veintisiete.
«Moscas a cañonazos»
Tras la penetración de drones rusos en el espacio aéreo polaco, se ha abierto la reflexión sobre cómo reaccionar ante estos ataques. En la operación en Polonia se desplegaron aviones de última generación, lo que supone sistemas de alto coste, para tratar de derribar drones que son relativamente baratos y de producción en masa. “Derribar un dron de 10.000 euros con un misil de 1 millón de euros realmente no es sostenible”, argumentó el comisario de Defensa, Andrius Kubilius.
Ante esto, el Ejecutivo comunitario viene defendiendo la creación de un muro de drones. Se busca que se convierta en un sistema asequible y adecuado para detectar e interceptar de forma rápida los ataques, además de su neutralización.
No solo se pretende salvaguardar la frontera oriental; se trata, según Von der Leyen, de que sea un escudo para toda la Unión, por cielo, mar y tierra. En su diseño se van a integrar cuestiones como la respuesta a desastres naturales o la lucha contra el crimen organizado internacional.
Nueve ejes
En materia de capacidades, el máximo organismo ya trasladó a los Veintisiete aquellas que consideraba críticas, desde la defensa aérea hasta la guerra electrónica. La propuesta es crear coaliciones de capacidad colectiva para que distintos Estados actúen de manera coordinada. Esta idea surge de iniciativas como las lideradas por República Checa y Dinamarca para proporcionar armas a Ucrania. “La industria se expandió y los precios bajaron. Ahora lo expandiremos a todos los ámbitos”, defiende la dirigente alemana.
Lo cierto es que ahora mismo la mayor parte de la inversión se destina a países de fuera de la Unión. La Comisión se ha propuesto ya que el aumento del gasto en defensa sea un crecimiento también en los Veintisiete. La líder celebra que se estén “contratando a miles de trabajadores cualificados”, de la misma forma que apunta a que “las repercusiones también se están sintiendo en otras industrias”. Por ejemplo, las nuevas tecnologías que surgen en los sectores de defensa aportan nuevas aplicaciones para las industrias civiles.
Esta nueva inversión en defensa se quiere que sirva para contribuir a la competitividad de Europa. “Debe tener su base en nuestra Unión. Por eso, al menos el 65 % de cualquier proyecto financiado en el marco de SAFE debe tener su base en nuestra Unión”, explican en la Comisión.
La presidenta describe esta estrategia como “una mentalidad completamente nueva para todos” y apunta a que “no se trata solo de defensa tradicional, sino de”:
- Software para drones
- Repuestos para oleoductos
- Equipos de respuesta cibernética rápida
- Campañas de concienciación
En mayo, el Consejo adoptó el nuevo instrumento financiero de la IE (SAFE), ideado para brindar apoyo a los Estados para que aceleren su preparación para la defensa. Esta herramienta permite inversiones urgentes importantes con el objetivo de cerrar las brechas en materia de capacidad.
Se trata de préstamos a largo plazo con precios competitivos que las capitales pueden solicitar para innovaciones en este ámbito. Los proyectos se basarán en “una contratación pública conjunta, en la que participarán al menos un Estado miembro beneficiario de SAFE y otros Estados miembros, así como Ucrania y los países del EEE-AELC”.
¿Qué se financia?
En concreto, se ayudará a los Estados en la adquisición de productos prioritarios que se incluyen en dos categorías:
Categoría 1
• Municiones y misiles
• Sistemas de artillería, incluidas capacidades de ataque de precisión profunda
• Capacidades de combate terrestre y sus sistemas de apoyo, incluidos los equipos de los soldados y las armas de infantería
• Pequeños drones (clase 1 de la OTAN) y sistemas antidrones relacionados
• Protección de infraestructura crítica
• Cibernético
• Movilidad militar, incluida la contramovilidad
Categoría 2
• Sistemas de defensa aérea y antimisiles
• Capacidades marítimas de superficie y submarinas
• Drones distintos de los pequeños drones (clase 2 y 3 de la OTAN) y sistemas antidrones relacionados
• Facilitadores estratégicos como, entre otros, el transporte aéreo estratégico, el reabastecimiento en vuelo, los sistemas C4ISTAR, así como los activos y servicios espaciales
• Protección de activos espaciales
• Inteligencia artificial y guerra electrónica
De esta forma, el reparto de inversiones quedará desplegado de la siguiente forma:
País | Importe (€) |
Polonia | 43.734.100.805 |
Rumanía | 16.680.055.394 |
Francia | 16.216.720.524 |
Hungría | 16.216.720.524 |
Italia | 14.900.000.000 |
Bélgica | 8.340.027.698 |
Lituania | 6.375.487.840 |
Portugal | 5.841.179.332 |
Letonia | 5.680.431.322 |
Bulgaria | 3.261.700.000 |
Estonia | 2.660.932.171 |
Eslovaquia | 2.316.674.361 |
Chequia | 2.060.000.000 |
Croacia | 1.700.000.000 |
Chipre | 1.181.503.924 |
Finlandia | 1.000.000.000 |
España | 1.000.000.000 |
Grecia | 787.669.283 |
Dinamarca | 46.796.822 |