Amit Halevi, el diputado israelí del partido de Benjamin Netanyahu, ha declarado que la Franja de Gaza «forma parte» de Israel y ha justificado que la campaña militar actual, que está finalizando los preparativos para ocupar casi toda la ciudad de Gaza, solo culminará con la «derrota total» del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás). Además, ha advertido que permitir la supervivencia de un grupo islamista radical en la zona tendría consecuencias severas para los países europeos.
«Gaza no es Líbano, ni Siria ni Irak. Está dentro de nuestras fronteras internacionales. Es nuestra tierra: esta es la opinión del Estado de Israel. Gaza forma parte de nuestra patria, al igual que Tel Aviv o Jerusalén», explicó Halevi durante una reunión con periodistas españoles en la sede del Ministerio de Exteriores en Jerusalén, organizada por la Embajada de Israel en España.
Halevi, quien es parte de la comisión de Exteriores y Defensa del Parlamento israelí, sostuvo que la única alternativa para Gaza es imponer presión militar. «Si la lección es que una organización islamista radical puede sobrevivir, puede cometer semejante masacre y aun así sobrevivir, sería terrible no solo para Israel y Oriente Próximo, sino también para Europa», afirmó, instando al mundo occidental a «entender» que las tropas «luchan» en Gaza «por Madrid, Barcelona, Londres y París», no sólo por Jerusalén y Tel Aviv.
Una vez que Gaza esté bajo control militar israelí, el objetivo principal será no solo desarmar, sino también «desradicalizar» a los habitantes de Gaza, según detalló Halevi, quien ya apoyó en enero pasado la destrucción de alimentos, agua e infraestructura energética en el norte de la Franja para presionar al ministro de Defensa, Israel Katz, a intensificar la ofensiva sobre el enclave palestino.
Halevi reiteró que la manera «más efectiva» de liberar a los aproximadamente 48 rehenes, de los cuales unos veinte están vivos, y reducir los «costes» en términos militares, es realizar una gran operación terrestre para tomar control de todos los recursos de la Franja. «Si pensáis que hablar en Doha marca la diferencia, la respuesta es no», sentenció, agregando que el islamismo radical es «el verdadero enemigo», ya que es una ideología «racista», «totalitaria» y «bárbara» que busca «tomar el control de Oriente Próximo y el mundo entero e implementar la sharía».
«El concepto de Dios es como una dictadura. No hay otro. Si no eres musulmán como ellos, no existes», destacó el diputado del partido gobernante, mencionando que si cae el «régimen» iraní liderado por el ayatolá Alí Jamenei, surgirán otros regímenes en Teherán. Además, subrayó que el verdadero problema es la ideología radical, pues cerca de 1,7 millones de personas en el enclave palestino han sido «sometidas a un proceso de adoctrinamiento» por Hamás durante más de quince años.
Halevi enfatizó que si el Ejército israelí elimina a 20 miembros de Hamás, «no habrá 40 bebés que vengan al mundo y que sigan el mismo camino educativo de terror y destrucción». «La guerra es peligrosa para todo el mundo: los combatientes, aquellos que mueren, aquellos que pueden resultar heridos. Para los rehenes también, pero aun así la manera más efectiva es una operación sobre el terreno», concluyó, destacando que esta es, de hecho, la única justificación que tiene Hamás para sentarse a la mesa de negociaciones y evitar una ofensiva aún mayor.
Por otro lado, Shelly Tal Meron, del partido opositor Yesh Atid, coincidió con Halevi en que Hamás «no es solo una amenaza para Israel», sino también para «el mundo entero», aunque difirió en el concepto de «victoria total» que defiende el Gobierno de Netanyahu. «¿Qué es una victoria total? ¿Cómo se puede medir? Si hay 200 terroristas en Gaza, ¿es eso una victoria total? Es muy difícil de medir», indicó, agregando que, aunque «negociar» con Hamás, una organización que calificó de «monstruosa», no es fácil, la prioridad del Ejecutivo debería ser cerrar un acuerdo de alto el fuego para liberar a los rehenes.
«Cada vez que nuestro Ejército se acerca a ellos (a los rehenes), les ponemos en peligro. Los terroristas les pueden ejecutar de inmediato. Para mí, ese no es un precio que esté dispuesto a pagar», argumentó Tal Meron, quien describió a la sociedad israelí como «traumatizada» por los ataques del 7 de octubre de 2023 y también puso el foco en la violencia sexual perpetrada por Hamás, de la que tienen numerosas «evidencias forenses» que deberían ser investigadas por instancias internacionales.
La diputada explicó que «nadie quiere mandar a sus hijos al frente a morir» y que Israel no ha educado a sus nuevas generaciones de jóvenes en discursos de odio. «Bajo mi punto de vista, Israel no tiene derecho a ocupar Gaza. En lo que respecta a nuestra seguridad nacional, no cabe duda de que Israel necesita ser un país fuerte con un Ejército potente y la tecnología más avanzada. Necesita controlar nuestras fronteras mucho mejor que el 7 de octubre. No podemos permitir que eso vuelva a suceder, pero no deberíamos controlar Gaza», concluyó.
Uno de los principales errores del Gobierno, según la diputada opositora, ha sido no discutir «el día de después» antes de los atentados de octubre. «Tendríamos que haber elaborado un plan estratégico para Gaza», resaltó durante el encuentro, refiriéndose al plan presentado en febrero por el líder de Yesh Atid, Yair Lapid, para que Egipto, un país que ya tiene experiencia con lidiar con los Hermanos Musulmanes, controle Gaza durante 15 años a cambio de aliviar sus deudas económicas, una posibilidad que fue rechazada por El Cairo.
Tal Meron optó así por una vía más práctica que la ofensiva terrestre impulsada por el ala más conservadora del Gobierno israelí que recupere los Acuerdos de Abraham y que plantee una especie de coalición internacional para gestionar el polvorín de Gaza. «Este gobierno tiene los ministros más extremistas que hemos tenido en el Estado de Israel. No representan a la mayoría del pueblo de Israel. Representan a una minoría muy pequeña que hace mucho ruido, pero ese no es el pueblo de Israel», aseveró.
Finalmente, la diputada de 46 años dejó claro que «no hay una política intencionada para matar de hambre a la gente en Gaza», ya que eso está en contra de los «valores» de Israel, en contra del judaísmo y en contra de la democracia. «Creo que este gobierno ha gestionado mal la situación y ha cometido errores. Si hubiéramos inundado Gaza con ayuda, Hamás no estaría utilizando esto como moneda de cambio (…) Necesitamos más puntos de distribución; no nosotros como Israel, sino quienes gestionen la ayuda. Es necesario hacerlo mejor», concluyó.
Mientras tanto, amplios sectores de la población israelí se manifiestan en las calles para reclamar un alto el fuego y una solución para traer de vuelta a los rehenes, el Gobierno israelí se mantiene firme en su postura de ampliar la ofensiva militar sobre Gaza –donde han muerto más de 64.500 palestinos, según cifras de las autoridades gazatíes– entre críticas de buena parte de la oposición, que pide priorizar a los secuestrados antes que avanzar en las operaciones para desmantelar al grupo islamista.
















