La próxima semana, Bélgica se prepara para una serie de paros en el ámbito de los servicios públicos y privados, motivados por las políticas de austeridad y las modificaciones en el sistema de pensiones propuestas por su Gobierno de coalición. Las movilizaciones sindicales comenzarán el lunes y alcanzarán su punto álgido el miércoles con una huelga general que, probablemente, paralizará los principales aeropuertos del país.
La serie de paros arrancará afectando inicialmente el transporte público el lunes, para extenderse a otros servicios como hospitales y escuelas el martes, culminando el miércoles con una huelga a nivel nacional. Durante este día, se espera que el aeropuerto de Bruselas-Zaventem no permita ningún despegue, aunque mantendrá las rutas de llegada, las cuales podrían verse igualmente canceladas.
El aeropuerto de Charleroi también anticipa severas interrupciones en sus operaciones, con la cancelación de todos los vuelos de salida y sin garantías en los de llegada. Además, el acceso a estos aeropuertos podría verse complicado por el impacto de la huelga en otros medios de transporte como trenes, metro y autobuses.
Desde hace meses, Bélgica vive un ambiente de protesta en respuesta a los recortes propuestos por el Gobierno liderado por Bart de Wever de la N-VA, en coalición con otros cuatro partidos. Estas medidas incluyen aumentos del IVA, recortes en pensiones y un posible «desmantelamiento» de la seguridad social y del mercado laboral, lo que ha provocado un amplio rechazo social.
El primer ministro ha llegado a amenazar con su renuncia si no consigue cerrar un acuerdo presupuestario para los próximos cinco años antes de finales de 2025, mientras el país se prepara para enfrentar estos días decisivos de protesta.










