Joseph Aoun, presidente de Líbano, ha acusado recientemente que la serie de ataques perpetrados por Israel contra el sur del país “constituyen un crimen en toda regla”. Este incidente se produce a pesar de que ambos países, junto con el grupo chií Hezbolá, acordaron cesar las hostilidades hace casi un año tras prolongados enfrentamientos.
“Lo que Israel ha hecho hoy en el sur de Líbano constituye un crimen en toda regla, no solo según las disposiciones del Derecho Internacional Humanitario, que prohíbe atacar, aterrorizar y obligar a civiles a huir de sus hogares, sino también un atroz crimen político”, declaró Aoun.
Además, el presidente libanés criticó la postura israelí, alegando que “cuanto más manifiesta Líbano su disposición a negociar pacíficamente para resolver los asuntos pendientes con Israel, más persiste” Israel “en su agresión contra la soberanía libanesa, hace alarde de su desprecio por la resolución 1701 del Consejo de Seguridad (de la ONU) y continúa violando sus obligaciones en virtud del acuerdo del cese de hostilidades”.
“Ha transcurrido casi un año desde que entró en vigor el alto el fuego y durante ese periodo Israel no ha escatimado esfuerzos para demostrar su rechazo a cualquier solución negociada entre los dos países. Hemos recibido su mensaje”, concluyó Aoun en un comunicado en la red social X.
El Ejército libanés también ha manifestado que estos ataques se inscriben en una estrategia más amplia de Israel que busca desestabilizar Líbano. Las Fuerzas Armadas sostienen que mantienen una “estrecha coordinación con la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL)”, destacando la sólida alianza y cooperación entre ambas entidades.
En las últimas semanas, las fuerzas israelíes han intensificado sus operaciones en Líbano, en un contexto de demandas para desarmar a Hezbolá. A pesar del cese al fuego establecido en noviembre de 2024, Israel ha continuado con los bombardeos alegando que se dirigen contra actividades de Hezbolá, lo cual ha sido objeto de críticas tanto por Beirut como por el mismo grupo y condenado por las Naciones Unidas.
El acuerdo de alto el fuego implicaba la retirada de tropas de ambas partes del sur de Líbano, pero Israel ha mantenido cinco puestos militares en la zona, lo que ha sido también objeto de críticas por parte de las autoridades libanesas y Hezbolá, quienes exigen el fin de este despliegue.
















