Este lunes, la muerte de al menos dos palestinos en los alrededores de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza, ha sido el resultado de un ataque realizado por el Ejército de Israel. Este suceso se produce a pesar del alto el fuego que se mantiene activo desde el 10 de octubre, tras el acuerdo logrado entre el Gobierno israelí y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
De acuerdo con la información proporcionada por la agencia palestina WAFA, el ataque ocurrió en la zona de Al Baraksat, al norte de Rafá, un hecho que también ha sido confirmado por el periódico ‘Filastin’. Adicionalmente, varios palestinos han sido heridos por disparos durante este incidente en el campamento de refugiados de Bureij, ubicado en el centro de Gaza.
El Ejército de Israel ha reconocido su intervención en Rafá y ha indicado que el ataque fue dirigido contra “varios terroristas” que “cruzaron la ‘línea amarilla’ –límite al que se replegaron sus militares tras el acuerdo– y se aproximaron a las posiciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) operativas en el sur de Gaza, representando una amenaza inmediata para ellas”. “Inmediatamente después de su identificación, las fuerzas de las FDI neutralizaron a los terroristas desde aire y tierra para eliminar la amenaza a las fuerzas”, declararon, sugiriendo que un dron pudo haber sido utilizado en el ataque.
El Ejército israelí ha efectuado múltiples bombardeos y operaciones en Gaza desde la implementación del alto el fuego, aunque sostiene que sus acciones son contra “sospechosos” que infringen la ‘línea amarilla’ o como respuesta a presuntos ataques de Hamás. Por su parte, Hamás ha denunciado que Israel ha violado el acuerdo “desde el primer día”, respaldando su acusación con evidencias que ha enviado a los países mediadores y garantes del acuerdo.
















