El monarca inglés ha confirmado la designación de Sarah Mullally, previamente obispa de Londres, como la nueva arzobispa de Canterbury, marcando un hito histórico al ser la primera mujer en asumir este relevante cargo en la Iglesia de Inglaterra, tal como lo ha anunciado el Arzobispado de Canterbury.
Según un comunicado difundido por Europa Press, Mullally ocupará el puesto de 106 arzobispa de Canterbury y su ceremonia de investidura tendrá lugar en la Catedral de Canterbury en marzo de 2026.
Desde 2018, Mullally ha servido como obispa de Londres, siendo la primera mujer en este rol, y anteriormente ocupó el cargo de obispa de Crediton en la diócesis de Exeter. Antes de su consagración en 2001, fue nombrada directora de Enfermería del Gobierno para Inglaterra a los 37 años, siendo la persona más joven en alcanzar este cargo, después de haberse especializado como enfermera oncológica.
La Comisión de Nominaciones de la Corona (CNC) de Canterbury eligió a la obispa Sarah después de un proceso de consulta pública y discernimiento basado en la oración que inició en febrero de este año. La CNC de Canterbury incluyó a representantes de la Iglesia de Inglaterra, la Comunión Anglicana global y la Diócesis de Canterbury, como indicó el Arzobispado.
El arzobispo de Canterbury, como obispo de mayor rango de la Iglesia de Inglaterra, ejerce su ministerio en varias funciones, incluyendo la de obispo diocesano de la diócesis de Canterbury, primado de toda Inglaterra y metropolitano, y se cuenta como el primero entre iguales de los primados de la Comunión Anglicana global, que agrupa a unos 85 millones de personas en 165 países. En la Cámara de los Lores, el arzobispo de Canterbury es uno de los 26 obispos que forman la Cámara de los Lores Espirituales.
LO AFRONTA «CON PAZ Y CONFIANZA EN DIOS»
Sarah Mullally ha declarado que encara este nuevo ministerio «con el mismo espíritu de servicio a Dios y a los demás» que siempre la ha impulsado desde su juventud, consciente de la «gran responsabilidad» pero enfrentándolo «con paz y confianza en que Dios» la guiará.
«En cada etapa de ese camino, a través de mi carrera de enfermería y mi ministerio cristiano, he aprendido a escuchar atentamente a las personas y a la dulce inspiración de Dios, para buscar unirlas y encontrar esperanza y sanación», ha manifestado.
Además, ha exhortado a la Iglesia a «seguir creciendo en la confianza en el Evangelio, a hablar del amor en Jesucristo y a que este moldee las acciones» de cada uno.