La Unión Europea está reconsiderando su estrategia hacia la región del Sahel con el objetivo de adoptar un papel más “proactivo” y reanudar las relaciones con algunos países dispuestos a cooperar, después de los desastrosos resultados de las juntas militares en naciones como Malí y Burkina Faso, en un área afectada por desafíos de seguridad y la creciente presencia de Rusia.
Consciente de la complejidad de la situación en el Sahel, la política exterior europea busca un consenso entre los 27 para reactivar la comunicación selectiva con ciertos países de una región geoestratégicamente clave para Europa, pero que ha quedado aislada internacionalmente tras los golpes de estado en Malí, Níger, Chad, Burkina Faso y Guinea, ubicados al sur de esta parte del continente africano.
“No podemos permitirnos permanecer pasivos ante lo que está sucediendo en el Sahel,” afirmó un alto funcionario de la UE, quien calificó de “fallidas” a las juntas militares que han expulsado a las fuerzas civiles internacionales y han permitido el avance de grupos yihadistas y la influencia de Rusia.
En Bruselas, destacan que estas juntas no han logrado proteger a sus propias poblaciones, lo que ha facilitado tanto el crecimiento del extremismo como el aumento de la influencia rusa, perjudicando tanto a los habitantes locales como a los intereses de la UE en la región.
Por ello, se espera que los 27 aprueben un mandato para que el Servicio de Acción Exterior de la UE intensifique las relaciones con ciertos países del área, en un proceso de evaluación basado en la disposición de algunas juntas militares a cooperar más estrechamente con la UE.
El plan consiste en mantener relaciones con aquellos gobiernos más abiertos a colaborar con Europa, siempre que cumplan con ciertos estándares democráticos y sociales mínimos. “Se basará en si vemos que los líderes de algunos de estos países están más dispuestos a mantener una conversación con nosotros, lo que, como siempre, no será gratis. Exigiremos cosas a estos países,” explicó el funcionario europeo.
Países como Malí ilustran la situación descrita por el Servicio de Acción Exterior de la UE. Tras los golpes de estado de agosto de 2020 y mayo de 2021, la junta militar ha fortalecido sus vínculos con Rusia y enfrentado repetidos conflictos con Francia, mientras lucha contra la presión de los grupos yihadistas que demuestran su incapacidad para controlar el territorio.
Desde septiembre, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM) ha bloqueado la entrada de combustible desde países vecinos, intensificando sus ataques contra convoyes de camiones cisterna, mientras que la rama de Al Qaeda en el Sahel ha perpetrado decenas de ataques en varias áreas del país, especialmente en el norte.











