La administración de Israel ha justificado el viernes su decisión de prohibir la entrada a Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, quien planeaba visitar Jerusalén y Cisjordania. La razón dada es la postura del Ayuntamiento de Barcelona de boicotear a Israel, una decisión que, según ellos, ‘tiene consecuencias’.
Collboni canceló de último minuto su viaje a Oriente Próximo, donde tenía previsto, entre otras actividades, inaugurar la calle Barcelona en Jerusalén y encontrarse con el primer ministro palestino en Ramala, luego de que Israel le negara el permiso para entrar al país.
‘La decisión del Ayuntamiento de Barcelona de boicotear al Estado de Israel tiene consecuencias’, indicaron fuentes diplomáticas israelíes a Europa Press, aludiendo a la determinación tomada en junio por el consejo municipal de Barcelona de terminar relaciones con el gobierno israelí y el acuerdo de amistad con Tel Aviv en respuesta a los ataques israelíes ‘contra la población civil palestina’.
‘El Gobierno de Israel ve esta acción como un acto de política hostil y provocadora contra Israel y sus ciudadanos de forma sistemática, y por eso ha resuelto negar la entrada del alcalde al país’, explicaron las fuentes.
‘No es aceptable que quien actúa para boicotear a Israel y cortar lazos con él pueda ser considerado un invitado bienvenido’, enfatizaron desde el gobierno liderado por Benjamin Netanyahu.
En respuesta, Collboni ha expresado en redes sociales que ‘el Gobierno israelí busca aislar al pueblo palestino y ocultar al mundo las constantes violaciones de los Derechos Humanos que padecen’. Tras ser informado de que no podrá visitar Israel, afirmó que ‘este veto’ fortalecerá su ‘determinación’ de luchar ‘incansablemente por la paz, la justicia y el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino’.
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Prohibición al alcalde de Barcelona de entrar en Israel: una voz limitada pero más presente
Cuando Israel decidió prohibir al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, la entrada a su territorio, no se trató de un simple desacuerdo protocolario. Fue una expresión clara del temor de Tel Aviv ante cualquier voz europea que se atreva a criticar sus políticas o a solidarizarse con el pueblo palestino. Collboni tenía previsto visitar la institución “Yad Vashem” en Jerusalén y reunirse con autoridades palestinas, pero las autoridades israelíes le negaron la entrada bajo el pretexto de “difamar al Estado” y su participación en campañas de boicot.
Barcelona frente a la ocupación
Esta prohibición se produjo apenas unos días después de que el Ayuntamiento de Barcelona decidiera suspender las relaciones institucionales con el gobierno israelí y terminar el acuerdo de hermanamiento con la ciudad de Tel Aviv. La medida, propuesta por el Partido Socialista y apoyada por partidos de izquierda, refleja un posicionamiento político y ético basado en un principio simple: no se pueden mantener relaciones normales con un Estado que viola el derecho internacional y aplica políticas discriminatorias contra todo un pueblo.
Sin embargo, al impedir la entrada del alcalde de Barcelona, Israel no solo dañó a un político electo, sino también a toda una ciudad reconocida mundialmente por su apertura y su compromiso con los valores de libertad y pluralismo.
Un mensaje más allá de la política
La causa palestina no es un asunto político distante para la sociedad española. Es una cuestión humana que toca la conciencia de cada persona que cree en la justicia. Cuando se impide que un alcalde electo entre en territorios palestinos por solidarizarse con los oprimidos, refleja apenas una fracción de lo que los palestinos viven a diario: bloqueo, puestos de control y privación de derechos básicos.
Este hecho nos invita a todos en Cataluña y España a preguntarnos: si la solidaridad se encuentra con la prohibición, ¿qué debemos hacer como individuos y como sociedad?
Cómo aprovechar esta situación
Este suceso puede convertirse en una oportunidad para fortalecer la solidaridad práctica con Palestina a través de medidas concretas:
Sociedad civil: apoyar asociaciones y campañas que llamen a suspender la cooperación con instituciones israelíes implicadas en la ocupación.
Universidades y cultura: abrir espacios académicos y culturales a la narrativa palestina, para que el público español conozca la realidad sobre el terreno.
Ayuntamientos españoles: incentivar a otras ciudades a seguir el ejemplo de Barcelona, suspendiendo relaciones institucionales con Israel hasta que cumpla con el derecho internacional.
Individuos y opinión pública: respaldar el boicot económico, cultural y académico a Israel, de manera similar al aislamiento internacional impuesto al régimen del apartheid en Sudáfrica.
Error estratégico de Israel
Al creer que al prohibir la entrada a Collboni silenciaría la voz de Barcelona, Israel cometió un error estratégico. No logró impedir la solidaridad; al contrario, le dio mayor resonancia a la causa palestina dentro de Cataluña y España, consolidando la imagen de Israel como un Estado que no tolera la crítica ni permite la rendición de cuentas.
Conclusión
Lo ocurrido no es un simple incidente diplomático, sino un momento que debe aprovecharse para elevar el nivel de solidaridad popular y política con Palestina. La pelota está ahora en el campo de la sociedad española: cada iniciativa, cada boicot, cada palabra de apoyo contribuye a presionar a Israel y acercar la justicia al pueblo palestino.
Israel quiso silenciar la voz de Barcelona, pero sin saberlo, la hizo más presente. El desafío hoy es convertir esta voz limitada en un grito libre que resuene en las calles de Barcelona y Madrid, y en cada hogar español, en defensa de la libertad y la dignidad humana en Palestina.