Europa podría hacer un marco regulatorio y crear unos estándares que sirvan como referente a nivel mundial. Es importante mantener referentes éticos, proteger la privacidad y la seguridad jurídica de las empresas.
No se debe caer en el nacionalismo regulatorio. De lo contrario seremos menos competitivos que el resto del mundo; la regulación puede destruir el desarrollo de la IA.
Eso no siempre es positivo donde la regulación es punitiva, cuando la realidad pide ser más un facilitador del progreso y la competitividad. Quizá por eso ninguna empresa europea lidera el mercado de la IA o de la cuántica (mundo tecnológico en general), y eso tiene un gran impacto e implicaciones en la competitividad, ya que en IA cada uso cuesta dinero.
Las empresas saben que deben reaccionar y aplicar la IA para mejorar los productos y servicios a sus clientes, pero no saben por dónde empezar ni a quién dirigirse.