Susana Lobato, representante de Stellest en España y óptica optometrista en EssilorLuxottica, ha revelado el martes que un 94% de los padres de niños miopes considera erróneamente que el uso de gafas convencionales o lentillas es adecuado para manejar este problema, según revela un estudio realizado por Ipsos a solicitud de EssilorLuxottica.
Durante una conferencia de prensa, Lobato indicó: ‘Una vez que el niño lleva gafas, se pone sus lentes de contacto (…) ya está, problema resuelto. Spoiler, no es así. Estas soluciones, las lentes de contacto, las gafas convencionales, no van a conseguir por sí mismas frenar o ralentizar la progresión de esta miopía. Yo, aunque le ponga gafas, la miopía va a continuar creciendo’. A su vez, destacó que existen alternativas ‘específicas y especiales’ que sí pueden controlar la progresión miópica, aunque el 64% de las familias en España no está al tanto de este tipo de lentes de control.
Entre estas, se encuentran las lentes ‘Essilor Stellest’, que han demostrado retrasar la progresión de la miopía en un 67% durante cinco años, en comparación con las lentes monofocales. ‘Esto, junto a la adopción de hábitos saludables y el seguimiento clínico individualizado y regular, puede reducir el riesgo de alta miopía y sus complicaciones en la edad adulta’, agregó Lobato.
Además, Lobato mencionó un grupo focal de expertos realizado en junio, donde se observó un ‘aumento considerable’ de casos de miopía en edades tempranas y con progresiones más rápidas.
BRECHA ENTRE LA PRIMERA REVISIÓN Y EL DIAGNÓSTICO
Los resultados del estudio indican que la primera revisión oftalmológica ocurre a los 6 años, mientras que el primer diagnóstico de miopía se hace a los 7 años, lo que representa una brecha de 1 año y 7 meses. Debido a esto, dos tercios de los padres opinan que la miopía de sus hijos podría haberse detectado antes.
Por esta razón, los expertos han abogado por mejorar la detección precoz y la coordinación entre oftalmólogos, ópticos, pediatras, padres y profesores, así como por realizar revisiones a todos los niños de cuatro años para ayudar a cerrar esta brecha.
Lobato también destacó la importancia de concienciar y educar sobre hábitos de salud visual tanto para padres como para sus hijos. ‘Es inevitable el tiempo que pasamos de cerca y que pasan nuestros niños de cerca, pero hay que fomentar el hecho de que no se puede estar tantas horas de cerca y (…) si tenemos tiempo libre, en vez de quedarnos en casa, vamos a salir al parque a jugar. Todo ese tipo de iniciativas van a ayudar muchísimo a mejorar el diagnóstico. Si conseguimos que en la edad adulta tenga menos miopía, reduciremos el riesgo de desarrollar otras enfermedades visuales’, subrayó.
UNA MAYOR PREVALENCIA DESDE LA PANDEMIA
El optometrista de Tu Visión El Rosal y profesor de la Universidad CUNIMAD-Universidad Alcalá de Henares, Víctor G. Molina, ha indicado que el aumento de casos de miopía infantil comenzó en 2010, pero se ha intensificado especialmente en los últimos cinco años, desde la pandemia de Covid-19. ‘Cada vez tenemos niños miopes a edades más tempranas y con más diotrías. No solo estamos viéndolo en etapas infantiles sino juveniles, que era una edad en la que, en teoría, estaban protegidos frente a los hábitos miopiogénicos o los hábitos que producen miopía. Pero estamos viendo chavales de 15, 16 y 17 años que se hacen miopes. Y recalco, se hacen miopes y no nacen miopes’, explicó Molina.
Por lo tanto, ha instado a cambiar los hábitos de los pacientes para hablar de controlar y prevenir la miopía, con al menos 14 horas semanales de actividades al aire libre y con luz diurna. En ese sentido, compartió datos de un estudio en el que los padres explicaban que los niños, antes de ponerse correcciones en forma de gafas, dos de cada cinco tenían problemas para practicar deportes en grupo; un tercio mostraba falta de confianza o problemas para relacionarse con otros niños; y la mitad tenía problemas académicos. Después de la corrección, una de cada dos familias ha constatado un aumento en la confianza del niño en sí mismo, así como una mejor capacidad para relacionarse o un incremento de las actividades deportivas en equipo, lo que demuestra que no solo es un problema visual, sino que también afecta a nivel mental.
Finalmente, la oftalmóloga en Clínica Baviera Madrid y en el Hospital Puerta de Hierro, María Alarcón Tomás, ha señalado que cuanto más se retrase la aparición de la miopía, menor será el riesgo de sufrir una miopía magna en la edad adulta, reduciendo la probabilidad de desarrollar problemas visuales como la maculopatía miópica, una de las causas más importantes de pérdida visual en el paciente con alta miopía, y que además es una de las causas más frecuentes de afiliación a la ONCE.
Por ello, ha enfatizado en la importancia de la detección precoz, así como de identificar a aquellos niños con un mayor riesgo de desarrollar miopía, especialmente aquellos cuyos progenitores son miopes. Si uno de los dos sufre de esta condición, el riesgo es dos veces mayor pero, en caso de que los dos sean miopes, este riesgo es hasta seis veces mayor que el de otros niños.
Por último, los expertos han destacado la necesidad de que el Gobierno tome medidas para prevenir la miopía en niños, y han puesto como ejemplo a países como China, donde la prevalencia de la miopía infantil es mayor, y donde el sistema educativo es muy memorístico. Han mencionado que estos niños antes contaban con un recreo de 20 minutos que se hacía en el interior de la clase, y que ahora cuentan con dos recreos de más duración y en exteriores, unas medidas que son ‘muy fáciles de tomar’ y que permiten reducir la incidencia de la miopía infantil.