Valentín García Gutiérrez, presidente del Grupo Español de Leucemia Mieloide Crónica (GELMC), ha resaltado recientemente que los avances continuos en los tratamientos para esta enfermedad han hecho posible que hasta un 30% de los pacientes logren una vida sin necesidad de tratamiento continuo, una gran mejora comparado con hace veinte años, cuando el diagnóstico era frecuentemente fatal.
«Hoy podemos hablar de ‘cura funcional’: alrededor de un 30% de los pacientes logra suspender el tratamiento y mantener la enfermedad indetectable o en niveles muy bajos de forma indefinida», explicó Gutiérrez, quien también es vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y trabaja en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
Los tratamientos de vanguardia incluyen los inhibidores de tirosina quinasa, que han marcado un «ejemplo de éxito» en la medicina de precisión, igualando casi la esperanza de vida de estos pacientes con la de la población general.
«La llegada de nuevas generaciones de inhibidores de tirosina quinasa y, más recientemente, de fármacos innovadores como asciminib, ha supuesto una mejora muy importante en la tolerancia y calidad de vida de los pacientes», destacó Gutiérrez.
Aunque todavía no se considera una curación definitiva, ya hay pacientes que han mantenido la enfermedad controlada por más de una década sin recaídas, lo que permite un optimismo «realista».
Para poder suspender el tratamiento, los pacientes deben cumplir con criterios «estrictos», incluyendo estar en fase crónica de la enfermedad, haber recibido tratamiento durante al menos cinco años y mantener una respuesta molecular profunda y sostenida durante los últimos dos años.
«Nuestro gran reto es seguir investigando para aumentar este porcentaje y permitir que más personas puedan vivir sin la necesidad de tratamiento», añadió Gutiérrez, subrayando la relevancia de la educación sanitaria y una buena relación médico-paciente para el éxito a largo plazo del tratamiento.
Además, mencionó que el trasplante de médula ósea, antes el principal tratamiento, ahora es una opción minoritaria reservada para menos del 10% de los casos con resistencia a múltiples fármacos.
«Nuestro compromiso es seguir trabajando para que, en un futuro, podamos hablar de curación sin reservas», concluyó el presidente del GELMC.










