Este viernes, en el Congreso de los Diputados, afectados y profesionales de la salud han solicitado aumentar los recursos y la visibilidad para el eccema crónico de manos grave, además de mejorar el proceso asistencial y fomentar la investigación científica sobre esta condición, para así proporcionar una atención de calidad que se ajuste a las necesidades individuales de los pacientes.
En un informe presentado por Gabriel Mercadal, experto en Farmacia Hospitalaria del Hospital Mateu Orla en Menorca, se ha destacado la necesidad de dotar al sistema de salud de recursos formativos, estructurales y humanos esenciales para abordar adecuadamente esta patología. “El eccema crónico de manos graves es una enfermedad compleja, con múltiples subtipos factores etiológicos y trayectorias clínicas. Por ello uno de los ejes claves es la formación específica en su diagnóstico y manejo, que debe integrarse en los planes de formación continuada, especialmente en Atención Primaria”, ha enfatizado.
Mercadal ha señalado también la importancia de proporcionar herramientas prácticas que faciliten las decisiones clínicas, como guías de práctica clínica, herramientas digitales, algoritmos de derivación o criterios de uso racional de los tratamientos tópicos sistémicos. Además, subrayó que los pacientes necesitan información “clara, entendible, accesible y adaptada a sus circunstancias”, ya que un paciente bien informado es capaz de adherirse mejor al tratamiento, reconocer recaídas y tomar decisiones conjuntas con su equipo médico.
El documento también aboga por una mayor presencia del eccema en las agendas institucionales, tanto en planes de salud dermatológica como en estrategias de cronicidad y salud laboral. “Nos enfrentamos a una enfermedad insuficientemente conocida, que muchas veces no se percibe como prioritaria. Necesitamos que la sociedad y el propio sistema sanitario profesional sean conscientes de la gravedad del sufrimiento que genera esta enfermedad”, ha agregado.
El informe insiste en la necesidad de mejorar el proceso asistencial, destacando la “variabilidad y la falta de una trayectoria asistencial clara y homogénea” en la atención a los pacientes. “El recorrido desde la aparición de los síntomas hasta el diagnóstico especializado puede ser largo y muchas veces frustrante para los pacientes. Por eso proponemos diseñar un proceso asistencial claro, con criterios de derivación consensuados mecanismos de coordinación entre niveles asistenciales y unidades multidisciplinares que integren dermatología farmacia hospitalaria”, ha explicado.
Finalmente, el texto subraya la importancia de generar más evidencia científica, dado que aún persisten “importantes lagunas de conocimientos”. Se necesitan más estudios en vida real sobre la efectividad y seguridad de los tratamientos actuales, y sobre el impacto de nuevas opciones terapéuticas. Además, es crucial revisar los criterios de financiación y uso, agilizar los procesos de evaluación sin comprometer el rigor, y asegurar que la incorporación de la innovación no dependa del lugar de residencia.















