Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han logrado elucidar la estructura atómica de una proteína, conocida como RIPK1, que juega un papel crucial en la regulación de la muerte celular en contextos inflamatorios, infecciones y patologías neurodegenerativas.
Publicado en ‘Nature Communications’, este es el primer estudio en España que determina la estructura de una proteína utilizando la técnica de Resonancia Magnética Nuclear (RMN) de biosólidos. Miguel Mompeán, investigador del CSIC en el Instituto de Química Física Blas Cabrera (IQF-CSIC) y líder del proyecto, explica que “Esta es una técnica especialmente adecuada para estudiar proteínas en estados funcionales y patológicos que no pueden analizarse mediante métodos tradicionales”.
En la investigación se observó que las moléculas de RIPK1 se autoensamblan en estructuras fibrilares que facilitan la activación de la necroptosis, un tipo de muerte celular. “Sin embargo, cada vez hay más evidencias que señalan esta misma vía como responsable de la pérdida de neuronas en enfermedades neurodegenerativas, lo que hace especialmente relevante entender cómo se organizan las fibras de RIPK1 en la señalización de muerte celular”, añade Mompeán.
Para alcanzar estos descubrimientos, el equipo del IQF-CSIC, en colaboración con el Instituto de Biofísica (centro mixto CSIC-UPV/EHU), combinó RMN de biosólidos y criomicroscopía electrónica. “Gracias a la RMN de biosólidos, ha sido posible determinar la disposición precisa de los átomos de RIPK1 en el núcleo de la fibra, revelando cómo se organiza cada proteína a nivel atómico dentro del ensamblaje”, detalla el investigador.
Este avance se ha apoyado en una infraestructura científica única, incluyendo un nuevo espectrómetro de RMN de 600 MHz con sonda criogénica para biosólidos, situado en el Laboratorio Manuel Rico del IQFR-CSIC, parte de la Infraestructura Científico-Técnica Singular (ICTS) Red de Laboratorios de RMN de Biomoléculas (R-LRB). Este estudio forma parte del proyecto europeo BiFOLDOME, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC Starting Grant), y destaca la competitividad de España en un área crucial de la biología estructural a nivel internacional.










