Investigadores de las Universidades de Copenhague y Bristol han descubierto que realizar análisis genéticos en la niñez puede facilitar la implementación de medidas preventivas contra la obesidad en la adultez. Este enfoque podría ser crucial para contrarrestar la obesidad antes de que otros factores de riesgo tengan un mayor impacto.
Utilizando una vasta base de datos que incluye información genética de más de cinco millones de individuos, los científicos han desarrollado una herramienta conocida como puntuación de riesgo poligénico (PGS). Esta herramienta ha demostrado ser efectiva para prever la obesidad en la adultez, evidenciando patrones claros desde la infancia temprana.
EL DOBLE DE EFICACIA PARA PREDECIR LA OBESIDAD
El PGS combina múltiples variantes genéticas asociadas al aumento del riesgo de obesidad, algunas de las cuales afectan el comportamiento del apetito en el cerebro. Este enfoque ha logrado explicar casi el 17% de la variabilidad del índice de masa corporal, un porcentaje significativamente superior al de estudios anteriores.
Los investigadores también analizaron cómo la PGS se relaciona con la obesidad utilizando datos de más de 500,000 personas y encontraron que su metodología era dos veces más precisa que los métodos previos para predecir la obesidad. La genética no es el destino Roelof Smit, de la Universidad de Copenhague, señaló que intervenir desde la infancia podría tener un impacto significativo en la prevención de la obesidad.
El estudio también exploró cómo las personas con un alto riesgo genético responden a intervenciones como dietas y ejercicio, encontrando que aunque tienen una mejor respuesta inicial, tienden a recuperar peso más rápidamente después de concluir las intervenciones. A pesar del éxito del nuevo PGS en poblaciones de ascendencia europea, mostró limitaciones en su eficacia en personas de ascendencia africana, lo que destaca la necesidad de investigaciones más inclusivas.















