El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha comentado este miércoles sobre la decisión de Donald Trump de no participar en la cumbre del G20 en Johanesburgo, calificándola de “desafortunada” y señalando que “ellos pierden con su ausencia” tras la reiteración del presidente estadounidense el pasado sábado de su no asistencia al evento programado para el 22 y 23 de noviembre, arguyendo supuestos maltratos a los granjeros blancos en Sudáfrica —los afrikáners—.
“Es desafortunado que Estados Unidos haya decidido no asistir al G20”, declaró Ramaphosa en una rueda de prensa en Ciudad del Cabo, añadiendo que “los boicots nunca funcionan en realidad”, sino que tienden a tener “un efecto muy contradictorio”. “Diría que Estados Unidos debe reconsiderar” su decisión, afirmó, argumentando que “es mejor estar dentro (…) que fuera”.
Además, el líder sudafricano aseguró que “el G20 seguirá adelante (y) todos los demás jefes de Estado estarán” presentes. “En muchos sentidos, Estados Unidos también está renunciando al papel tan importante que debería desempeñar como la mayor economía del mundo”, explicó, informando que había comunicado al propio Trump el “importante papel” que su nación debería jugar, por lo que, según él, debería asistir al G20. “Su ausencia es su pérdida”, concluyó tajantemente.
“Al final, tomaremos decisiones fundamentales”, enfatizó Ramaphosa, destacando que varios de los temas principales de la cumbre promovidos por Sudáfrica “están siendo aceptados por todos”, como “la cuestión del coste de capital” o “la inclusión, la diversidad y la solidaridad”, estos últimos apoyados incluso por el Papa León XIV, mencionó refiriéndose a su encuentro con el Pontífice. “Esperamos que aquellos que quieren que el mundo avance en cuestiones de desarrollo y de igualdad estén aquí”, declaró.
El viceministro de Exteriores, Alvin Botes, explicó el pasado lunes en un encuentro de alto nivel en Etiopía que el coste de capital es una iniciativa para abordar “los problemas que dificultan el acceso de los países de ingresos bajos y medios a flujos de capital suficientes, asequibles y predecibles para financiar sus planes de desarrollo ambientalmente responsables y socialmente inclusivos”.
Sudáfrica ha impulsado como ejes de la cumbre la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad. Estos han sido calificados por parte de Estados Unidos como “antiamericanismo” debido a su cercanía a la acción contra el cambio climático y los principios de los programas de diversidad, equidad e inclusividad, rechazados por la Administración Trump, según explicó en febrero el secretario de Estado, Marco Rubio, al anunciar en la red social X que él tampoco asistiría al G20.
Además, Trump ha criticado repetidamente las políticas del gobierno sudafricano que han afectado a los afrikáners —descendientes de colonos holandeses, además de inmigrantes franceses y alemanes—, acusando incluso de un “genocidio” contra ellos y criticando una ley adoptada para resolver la distribución de tierras durante el régimen racista del ‘apartheid’ (1948-1991), durante el cual los sudafricanos negros fueron despojados por la fuerza de sus tierras, que fueron entregadas a la minoría blanca. Tres décadas después, esta última sigue poseyendo más del 90 por ciento de la propiedad de la tierra, a pesar de representar solo el 20 por ciento de la población.











