Un 18,6% de la población en España ha seleccionado a ‘Ozempic’ como su principal aliado para la reducción de peso, evidenciando un aumento superior a ocho puntos porcentuales en solo un año, de acuerdo con el VIII Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon.
A pesar de que ‘Ozempic’ fue desarrollado inicialmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, su uso se ha extendido para el control del peso debido a su efecto supresor del apetito, generando un intenso debate sobre su seguridad y efectividad.
Un notable 81,3% de los encuestados ha expresado su rechazo a la idea de utilizar medicamentos para adelgazar, frente a un 18,7% que consideraría esta opción. Los más inclinados a probar este tipo de tratamiento son individuos insatisfechos con su imagen corporal, aquellos que han intentado dietas recientemente, padres y madres, personas con una alimentación no saludable y mujeres, según las estadísticas proporcionadas.
El seguimiento médico para estos tratamientos ha experimentado una ligera disminución, situándose en el 49,4% en 2025, comparado con el 50,2% en 2024. Los médicos de cabecera y otros profesionales de la salud siguen siendo los más confiables en términos de prescripción, seguidos por amigos, familiares, celebridades, ‘influencers’ y medios de comunicación.
Aunque ‘Ozempic’ lidera las preferencias en España para perder peso, dietas como la cetogénica y la disociada también cuentan con una considerable aceptación. Además, un segmento de la población sigue métodos como el ‘fasting’ y el ayuno intermitente.
La encuesta también destaca que un alto porcentaje de participantes admite no tener control sobre las porciones que consume, especialmente jóvenes menores de 25 años, empleados y quienes no consideran su dieta saludable.
Un 83,9% asegura no seguir tendencias dietéticas actuales, aunque quienes lo hacen reportan beneficios como pérdida de peso y mayor energía.
Respecto a las razones para dietar, la mayoría busca mejorar su figura o su alimentación, aunque algunos lo hacen por motivos medioambientales, económicos o influencia externa. Además, la inflación ha impactado negativamente en la dieta de muchos, llevando a algunos a eliminar ciertos productos como pescado y carne de su consumo habitual debido a los aumentos de precios.















