Rocío Luque, fisioterapeuta de Blua Sanitas, ha destacado este viernes la importancia de seleccionar un calzado con buena adherencia y revisar la iluminación en el hogar para prevenir caídas en personas mayores, especialmente durante el otoño. La combinación de suelos húmedos típicos de esta estación y la disminución de luz natural incrementan el peligro para aquellos con pérdida de equilibrio relacionada con la edad.
Luque ha recomendado usar calzado cerrado que asegure una buena adherencia, evitando suelas lisas o gastadas, particularmente en exteriores o sobre superficies mojadas. Además, ha aconsejado “extremar la precaución” en exteriores, donde aceras resbaladizas y hojas acumuladas pueden ser peligrosas. En estas circunstancias, sugiere caminar más despacio, apoyar bien el pie y usar bastones con puntas antideslizantes para evitar desequilibrios.
En relación a las medidas preventivas en el hogar, la especialista ha sugerido cambiar bombillas quemadas, añadir más lámparas en áreas como pasillos y utilizar luces nocturnas o sensores de movimiento que ayudan a prevenir accidentes nocturnos. También ha enfatizado en la necesidad de adaptar la vivienda a la humedad, usando alfombrillas antideslizantes y asegurando las alfombras al suelo para minimizar el riesgo de caídas.
Luque también ha resaltado la importancia de mantener una buena salud visual y auditiva, ya que la falta de luz natural puede afectar la percepción de profundidad y contraste. “Las revisiones oftalmológicas y auditivas son clave para detectar déficits que alteren el equilibrio o la orientación espacial. Ajustar las gafas o los audífonos puede evitar muchos tropiezos”, ha señalado.
RUTINA DE MOVIMIENTO DIARIO
A pesar de la relevancia de estas medidas preventivas, Luque subraya que mantener una rutina diaria de ejercicios de fuerza, equilibrio, resistencia y coordinación es esencial para protegerse contra las caídas, especialmente a partir de los 60 años cuando se pierde masa muscular rápidamente. Ha mencionado programas específicos para personas mayores, como el Programa Otago o Vivifrail, que son altamente efectivos para prevenir caídas recurrentes.
Finalmente, ha insistido en la necesidad de una valoración funcional periódica para identificar a personas en riesgo de caídas y diseñar intervenciones personalizadas. “Desde la fisioterapia, también se recomienda una valoración funcional periódica (como el test Timed Up and Go o el Short Physical Performance Battery) para identificar a las personas con mayor riesgo de caída y diseñar intervenciones personalizadas. En definitiva, lo más recomendable es actuar a tiempo y convertir el autocuidado en un hábito constante, no en una respuesta ante el primer susto”, ha insistido.










